oct
21
¿Convierte la televisión a nuestros hijos en fuentes de palabrotas? Quizás, según un estudio reciente que halla una relación entre los niños mal hablados de los barrios marginados y los programas y videojuegos llenos de palabrotas.
Sin embargo, la investigación no confirma que la exposición a adultos mal hablados provoque directamente que los niños digan malas palabras, ni explica por qué las palabrotas no agresivas podrían ser algo malo. Y se desconoce el tamaño real del posible efecto, aunque la autora líder del estudio lo llamó «moderado».
«Como sociedad, la irreverencia es algo con lo que nos hemos relajado bastante. Nos hemos vuelto insensibles a ella», aseguró la autora Sarah M. Coyne, profesora asistente de la Universidad de Brigham Young. «Este estudio muestra que sí importa. Importa que lo escuchen, y los padres quizás deban tener un poco más de cuidado respecto a la exposición a vulgaridades en los medios de comunicación».
Varios estudios han mostrado que el uso de vulgaridades ha aumentado con el tiempo, lamentó Coyne. Afirmó que su uso importa. «Puede resultar ofensivo, y muchas personas lo usan para dañar a otros. Si un par la usa contra uno, ocurre una reacción fisiológica. Si se considera bajo esos términos, es problemático».
Coyne dijo que se inspiró para iniciar el estudio con una investigación que sugería que los niños que ven televisión y películas violentas son mucho más propensos a ser agresivos. Es difícil probarlo de forma definitiva, dado que quizás los programas violentos atraen a los niños más agresivos en primer lugar. La forma más fiable de hacer investigaciones como esa sería asignar al azar a algunos niños a ver programas violentos y a otros no, pero eso plantearía dificultades éticas si se hiciera a largo plazo.
Para el estudio, los investigadores encuestaron a 223 adolescentes (87 chicos y 135 chicas) de una escuela de un barrio marginado del oeste medio. La edad promedio era aproximadamente 12.5 años. Entre otras cosas, los investigadores les preguntaron sobre sus programas favoritos de televisión y videojuegos, y con qué frecuencia decían palabrotas.
Los que veían programas de televisión y jugaban videojuegos con más malas palabras eran más propensos a usar palabrotas, hallaron los investigadores. Pero el diseño del estudio no permitió a los investigadores decir definitivamente si la exposición causaba directamente que los niños dijeran más malas palabras. Tampoco podían especificar cuánta diferencia podría plantear la exposición en términos de más probabilidades de que un niño use malas palabras.
Tampoco está claro si chicos o chicas eran más propensos a usar palabrotas, y el estudio no examinó en qué momentos los niños decían malas palabras.
En un comentario sobre los hallazgos, Douglas A. Gentile, profesor asociado de psicología de la Universidad Estatal de Iowa, dijo que el estudio rellena una brecha en la investigación existente sobre los niños.
También muestra el poder de la televisión, señaló. «Uno aprende de lo que ve. Se aprende de cualquier cosa que se ve, aunque uno no se dé cuenta».
Eso funciona con la programación educativa, pero también para otros tipos de programas, como los que contienen palabrotas, señaló. «Parte de lo que se aprende es qué resulta adecuado», añadió Gentile.
El estudio aparece en la edición de noviembre de la revista Pediatrics (doi: 10.1542/peds.2011-1062) .
Octubre 17/2011 (Medlineplus)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari
Coyne SM, Stockdale LA, Nelson DA, Fraser A.Profanity in Media Associated With Attitudes and Behavior Regarding Profanity Use and Aggression.Publicado en Pediatrics.2011 Octubre 17.