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Casi un 50% de las mujeres sufren incontinencia urinaria como consecuencia de la debilitación del suelo pélvico. \»Esta dolencia condiciona la vida social, facilita la infección de orina e higiénicamente es un problema para quien la padece\», señala Juan Evangelista Ruiz de Burgos, urólogo de USP San Camilo. \»Y cuando además se produce prolapso de los órganos pélvicos o prolapso genital se dificultan las relaciones sexuales\», añade. En verano, este problema se incrementa al estar más horas fuera de casa, viajar más o al realizar inmersiones acuáticas.
Para rehabilitar este plano muscular que cierra la pelvis por su estrecho inferior y sobre el que se disponen los órganos pélvicos femeninos (vejiga, útero y recto) se puede recurrir a dos tipos de procedimientos. Ruiz de Burgos aboga en primer lugar por los tratamientos conservadores: ejercicios, como los de Kegel, que fortalecen la musculatura y evitan el prolapso; fisioterapia, encargada de aplicar técnicas especiales para estimular los músculos de la zona; técnicas de electroestimulación mediante conos vaginales o bolas chinas, etc.
Respecto a la intervención quirúrgica, Ruiz de Burgos la recomienda para casos graves de incontinencia urinaria de esfuerzo en los que la mujer pierde orina fácilmente con el ejercicio o al moverse y, también para casos en los que se produce el prolapso severo de los órganos pélvicos. En estos momentos, \»los nuevos avances se basan en el desarrollo de la cirugía mínimamente invasiva, en la cirugía laparoscópica y en dispositivos y material biocompatible que proporcionan una cirugía más segura con mínimos efectos secundarios o recidiva y bajo anestesia epidural, con estancias hospitalarias muy cortas. Esto facilita que se pueda ofrecer este abordaje a personas mayores, de 70 y 80 años\», señala Ruiz de Burgos.
Las complicaciones más frecuentes suelen ser la recidiva del prolapso o la incontinencia provocada por un diagnóstico inexacto. Entre los avances para mejorar los elementos quirúrgicos destacan los minislings para la incontinencia urinaria de esfuerzo y los nuevos dispositivos transvaginales que permiten la colocación de mallas. Para casos graves cada vez adquieren más importancia la cirugía laparoscópica y la cirugía robótica.
La debilitación del suelo pélvico responde a la coexistencia de varios factores como pueden ser: el envejecimiento, el embarazo múltiple o con niños con peso superior a la media, la menopausia, la obesidad, las cirugías previas como histerectomía, el estreñimiento, los problemas respiratorios crónicos, los factores genéticos, la práctica de determinadas profesiones o deportes (levantamiento de pesos o pesas), etc.
Agosto 11/2011 (Diario Médico)