abr
15
En la última década, el carcinoma renal ha pasado de ser uno de los tumores de mayor orfandad terapéutica -ni el tratamiento con citostáticos ni la radioterapia se habían mostrado útiles- a situarse a la cabeza de la lista de procesos oncológicos sólidos con mayor número de dianas específicas identificadas, con seis fármacos disponibles, lo que supone un hito en la oncología médica.
Un nuevo inhibidor de la tirosincinasa, el pazopanib, un antiangiogénico que se engloba dentro de lo que se conoce como terapias dirigidas, ha mostrado muchas ventajas respecto a la supervivencia, la tasa de respuesta y el beneficio clínico en pacientes con carcinoma de células renales avanzado y metastásico.
Las autoridades sanitarias españolas probaron esta nueva opción terapéutica oral, de la farmacéutica GlaxoSmithKline como Votrient, en primera línea para pacientes con enfermedad avanzada que han recibido tratamiento previo con citocinas. En los últimos años las únicas posibilidades de tratamiento para este tipo de lesión eran interferones e interleucinas.
Pazopanib es una eficaz guerrera en los pasos moleculares intermedios que son los que realmente influyen en el proceso de angiogénesis
Según Daniel Castellano, del Servicio de Oncología Médica del Hospital 12 de Octubre y presidente del Grupo Español de Oncología Genitourinaria (Sogug), y José Luis González Larriba, jefe de Sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico, ambos en Madrid, el cáncer renal está muy mediado por la formación de vasos, de factores angiogénicos. Así, el bloqueo de las proteínas que favorecen la formación de nuevos vasos puede ser una vía de control tumoral. \»Pazopanib tiene una particularidad: es muy eficaz en pasos intermedios celulares que son los que realmente influyen en la formación del cáncer renal y de nuevos vasos sanguíneos y de la angiogénesis\», según González Larriba.
Los datos del nuevo antiangiogénico se han extraído de un ensayo clínico en fase III que comparó pazopanib frente a placebo en pacientes con carcinoma renal avanzado y/o metastásico que no habían recibido anteriormente ningún tratamiento y en pacientes que sí habían recibido citocinas. En este estudio, según el oncólogo, se aceptaron no solo pacientes que habían mostrado progresión con interleucinas e interferones, es decir tratamiento en segunda línea, sino también enfermos nuevos.
Su combinación con otros inhibidores y mTOr y qué secuencia terapéutica sería la más idónea son nuevos campos de desarrollo con pazopanib
\»Los resultados, en comparación con placebo, han puesto de manifiesto que este inhibidor multiplica por más de dos la supervivencia, lo que se traduce en una ausencia de progresión patológica de más de nueve meses, en comparación a los cuatro meses en los que aparece la enfermedad con placebo\». En cuanto a su actividad, se ha observado una tasa de respuesta mayor del 30% y un beneficio clínico de más del 60%.
Dentro de los tumores genitourinarios, el renal ocupa el tercer puesto en frecuencia. Cada año se diagnostican 4000 nuevos casos en España, con una incidencia que, según las últimas observaciones epidemiológicas, ha ido aumentando progresivamente en los últimos diez años.
De los afectados, un 45% presentan enfermedad temprana, por lo que se benefician de la cirugía. No obstante, entre un 30-40% de ellos recaen al cabo del tiempo.
Los especialistas han adelantado la apertura de nuevas posibilidades de desarrollo terapéutico con pazopanib en enfermedad temprana y localizada. \»Se estudiará como complementario para enfermedad localizada pero con alto riesgo de recidiva después de la cirugía como medida de prevención para evitar esas recidivas o limitar su tiempo de aparición. El segundo campo de desarrollo será el de su potencial en combinación con otras dianas moleculares, fundamentalmente otros inhibidores y agentes mTOR. También se estudiará la secuencia más beneficiosa\».
Curiosamente, el aumento en el número de tumores que se detectan responde, en muchos casos, a un hecho casual: cuando se va a realizar pruebas diagnósticas para otras enfermedades o en revisiones ginecológicas se hallan lesiones renales, fenómeno que revierte positivamente en la evolución del cáncer, ya que se detecta en fases iniciales. Normalmente, este proceso no suele dar síntomas -sangre en la orina, dolor en flanco o masa abdominal- hasta que está más avanzado. Los profesionales saben que la incidencia aumenta año tras año, de 2,6 a 6 casos anuales por cada cien mil habitantes, pero todavía desconocen a qué causa o causas concretas responde su desarrollo. \»No está definido si factores ambientales o los relacionados con hábitos de vida, como fumar o la obesidad, se asocian directamente, o se debe más a las mejoras en los diagnósticos, casuales o no\», explicó Castellano.
abril 4/2011 (Diario Médico)