No es frecuente, pero tampoco extraño. La evolución de una triple coinfección vírica dependerá de la respuesta a las infecciones.

humano con viruela del monoLa comunicación del presumible primer paciente -la literatura científica no ha recogido, hasta el momento, un caso similar-, de una triple infección vírica en una misma persona -viruela símica, SARS-CoV-2 y VIH- ha originado ciertas incógnitas relacionadas, fundamentalmente, con las interacciones entre los virus y con el pronóstico de este paciente.

Según informaba y publicaba en el Journal of Infection, el caso es el varón italiano que el pasado mes de junio estuvo cinco días de vacaciones en España, donde, según reconoció el afectado, mantuvo relaciones sexuales con otros hombres sin protección, según han descrito los investigadores de la Universidad de Catania, en Italia.

Han detallado también la sintomatología consecutiva y sus tiempos de desarrollo, los exámenes a los que fue sometido y el diagnóstico y tratamientos clínico, finales en el Policlínico G. Rodolico San Marco del Hospital Universitario de Catania.

Como es lógico, los interrogantes son múltiples, pero, al parecer, «la triple coinfección por el virus causante de la viruela del mono, SARS-CoV-2 y VIH, aunque no es frecuente, tampoco es extraña y no tiene por qué implicar peor pronóstico para el paciente”.

Esta es la valoración que realiza para DM el jefe de Virología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, Santiago Melón, con respecto al caso reportado de triple infección que, a los pocos días de regresar de España a su país de origen, fue diagnosticado de enfermedad por los tres virus citados.

«No pasa nada por estar infectado a la vez por más de un virus», explica Melón. «Todo depende del virus de que se trate y de cómo el individuo en concreto pueda responder a las infecciones. Además, en este caso estamos hablando de lugares distintos de actuación en el organismo al tratarse de un virus respiratorio, otro exantemático y un tercero multiorgánico», precisa este experto en virología.

Buena competencia 

Es más, incluso si los virus atacasen a un mismo órgano, «la competencia suele ser buena para el organismo y la coinfección por virus respiratorios puede evolucionar mejor que cuando alguno de los virus actúa en solitario», subraya.

El paciente había sido vacunado contra el SARS-CoV-2 con dos dosis, la última en diciembre de 2021, y contrajo la covid-19 en enero de 2022. La coexistencia en el organismo de tres virus distintos lleva a especular si entre ellos pueden interactuar o si alguno de ellos podría potenciar la actividad de los otros, entre otras posibles cuestiones.

De estos tres virus, el más peligroso es el VIH, según indica Melón, «pero se puede controlar. Los otros dependen de cada paciente. Lo previsible con respecto al virus causante de la covid-19 es que sea una infección limitada al estar el paciente vacunado. El virus Monkey pox dará más lata social y personalmente al individuo y si está comprometido por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), u otras enfermedades importantes puede dar lugar a problemas. Todo depende finalmente del caso concreto»

Similares dudas se generan con las potenciales contraindicaciones o interacciones entre los tratamientos –si son necesarios-, para abordar cada uno de los virus en un mismo organismo. En este sentido, el experto del HUCA recuerda que cuando aparecen virus nuevos siempre se ensaya, en primer lugar, con antivirales conocidos y a los que esos virus pueden responder, «aunque luego pueda no ser así. La experiencia siempre al final es la que determina la actuación».

En este primer caso descrito en el Journal of Infeccion, se explica que en el momento del ingreso el paciente también señaló haber sido tratado por sífilis en 2019. En septiembre de 2021 se realizó prueba de VIH con resultado negativo. Sufría además de trastorno bipolar, por lo que tomaba regularmente carbamazepina 200 mg al día.

Posible escalera de contagio 

Melón explica que si la confirmación del positivo por SARS-CoV-2 se produjo por exudado nasofaríngeo, es probable que este virus en concreto lo hubiera contraído en un momento posterior, dado que habían pasado más de 10 días desde que había marchado de España y es infrecuente, aunque tampoco imposible, un resultado positivo 10 días después de contraída la infección, a no ser que la carga viral sea muy elevada.

«Pudo haber contraído el VIH y la viruela del mono por contacto en una relación sexual y días después en cualquier ambiente en el que estuviera la covid-19 por vía respiratoria».

Los datos de laboratorio del hospital italiano señalaron que, en el caso de la viruela del mono, se trataba de la variante de África occidental, la registrada en España y en la mayoría de los países afectados por el brote mundial, mientras que en el caso del SARS-CoV-2, el linaje era BA.5.1.

En cuanto a otras pruebas serológicas para hepatitis viral, herpes simple, gonorrea, clamidia y linfogranuloma venéreo fueron negativas. Sin embargo, el VIH-1 resultó positivo con una carga viral de 234 000 copias/mL. El recuento de linfocitos CD4 se mantuvo inalterado con 812 células/L (valores normales entre 410-1590 células/L), según la investigación.

Al tercer día de ingreso, casi todas las lesiones de la piel derivadas de la viruela del mono comenzaron a convertirse en costras. Se le infundió sotrovimab 500 mg por vía intravenosa y al quinto día se resolvieron casi todos los síntomas y se normalizaron los valores de las pruebas de laboratorio.

Terapia para el VIH 

Dado que los síntomas se habían resuelto, el paciente fue dado de alta para aislamiento domiciliario. En julio de 2022 se inició una combinación triple de dolutegravir, abacavir y lamivudina para el tratamiento del VIH.

Los investigadores del trabajo publicado apuntan que «este caso pone de manifiesto cómo los síntomas de la viruela del mono y de la covid-19 pueden solaparse, y corrobora cómo en caso de coinfección, la recogida de anamnesis y conocer los hábitos sexuales son cruciales para realizar el diagnóstico correcto.

Además, subrayan que los sistemas sanitarios deben ser conscientes de esta eventualidad, y promover la realización de pruebas diagnósticas adecuadas en los sujetos de alto riesgo, que son esenciales para la contención, ya que «no existe un tratamiento o profilaxis ampliamente disponible», señala el estudio.

noviembre 09/2022 (Diario Médico)

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