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Un equipo internacional de investigadores, del que forma parte la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha revelado que también los bebés, además de los adultos, pueden ser identificados por sus conexiones cerebrales, la llamada huella conectómica, similar a una huella digital.
Las características que hacen que un cerebro determinado se distinga de otros ya existen al nacer, aunque el cerebro de los recién nacidos ‘es muy diferente al de los adultos, con cambios muy rápidos en el tiempo’, indica la UPM en una nota de prensa.
Pese a estos cambios rápidos, los investigadores han mostrado que la conectividad estructural del cerebro ‘permite la identificación de individuos durante varias semanas alrededor del nacimiento, mientras que la conectividad funcional presenta mayores limitaciones para ello’. La conectividad estructural y funcional del cerebro en adultos ‘es específica y estable en el tiempo’ por lo que, como la huella dactilar, pueden ser utilizadas ‘no solo para la identificación de individuos, sino para la detección precoz de enfermedades’, añade la universidad.
El trabajo ha sido liderado por la investigadora Judit Ciarrusta, del King’s College de Londres, en colaboración con las españolas Politécnica de Madrid y Pompeu Fabra, además del Imperial College de Londres y las universidades de Oxford, católica de Lovaina y la Técnica de Múnich.
El estudio parte de mediciones sobre conectividad cerebral en un conjunto de sujetos prematuros unas pocas horas después del nacimiento, mediante técnicas de resonancia magnética de difusión y funcional, sensibles respectivamente a la estructura y función del cerebro.
Estas medidas se repitieron sobre el mismo grupo de sujetos unas pocas semanas después y, mediante métodos estadísticos, se trató de identificar a los bebés por la similitud entre las medidas en los dos momentos. Mientras que esto ‘fue posible en un 65 % de los casos para las medidas estructurales, solo se llegó a un 10 % de aciertos para las medidas funcionales’, explica la UPM.
Además, se estudiaron las posibilidades de identificación de sujetos a partir de distintas áreas cerebrales, obteniendo información sobre los cambios producidos por la maduración de dichas áreas en fechas cercanas al nacimiento, así como las diferencias entre individuos.
Aunque existen estudios similares en adultos, e incluso en adolescentes y niños, este ‘es el primer estudio de esta clase realizado en recién nacidos’. Los resultados sugieren que ‘la conectividad estructural proporciona una huella individual relativamente estable y presente en el momento del nacimiento, mientras que la conectividad funcional podría encontrarse en una etapa más inmadura o dinámica, o presentar más dificultades para su interpretación’.
El grupo de Tecnologías de Imágenes Biomédicas de la UPM, − perteneciente al Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Bioingeniería, Biomateriales y Nano medicina del Instituto de Salud Carlos III- ha colaborado con técnicas avanzadas de imagen.
‘Hemos contribuido con métodos de reconstrucción y corrección de movimiento en resonancia funcional y de difusión, los cuales resultan fundamentales para obtener datos de calidad en esta población, ya que es muy difícil que los bebés no se muevan durante la adquisición de las imágenes en el escáner de resonancia magnética’, explica el investigador Lucilio Cordero.
El estudio proporciona ‘información importante para determinar el grado de maleabilidad de distintas propiedades del cerebro de los bebés, con el objetivo último de ayudar a diseñar procedimientos personalizados para favorecer un neurodesarrollo adecuado’, concluye.
octubre 04/2022 (EFE) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
Referencia:
Ciarrusta, J., Christiaens, D., Fitzgibbon, S. P., Dimitrova, R., Hutter, J., Hughes, E., … & Batalle, D. (2022). The developing brain structural and functional connectome fingerprint. Developmental Cognitive Neuroscience, 101117.