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Solo uno de cada cuatro pacientes hospitalizados por covid-19 se han recuperado por completo al año del ingreso. Un nuevo estudio realizado en Reino Unido en más de 2 000 pacientes revela la alta frecuencia de covid persistente y la gran afectación que supone en la calidad de vida. Vuelve así a poner sobre la mesa la necesidad de buscar tratamientos eficaces.
En este estudio, las mujeres presentaron un 32 % menos de probabilidades de recuperarse de la covid-19. Tener obesidad (50 %) y haber precisado respiración asistida en el hospital (58%) también redujo las posibilidades de volver al estado físico y mental de antes de infectarse por el coronavirus.
Los síntomas más comunes de la covid-19 persistente fueron fatiga, dolor muscular, deterioro de la funcionalidad física, insomnio y dificultades para respirar.
La investigación se ha presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID 2022), que se celebra estos días en Lisboa y se ha publicado simultáneamente en The Lancet Respiratory Medicine.
Ha sido dirigido por Christopher Brightling, Rachael Evans y Louise Wain, del Centro de Investigación Biomédica de Leicester, en Reino Unido.
Estudio PHOSP-COVID
Para el estudio, los investigadores usaron información del estudio de post-hospitalización en covid-19 (PHOSP-COVID), todavía en marcha, que evalúa a adultos, a partir de 18 años, que han sido ingresados y posteriormente dados de alta a causa de la infección por coronavirus.
Se incluyó a pacientes de 39 hospitales del Servicio Nacional de Salud (NHS), de Reino Unido. De los pacientes que recibieron el alta hospitalaria, entre el 7 de marzo de 2020 y el 18 de abril de 2021, 2 320 fueron evaluados a los 5 meses y 807 (33 %) completaron el seguimiento al año.
La edad media de estos 807 pacientes fue de 59 años, 279 (36 %) eran mujeres y el 28% había recibido ventilación mecánica. El porcentaje de pacientes recuperados totalmente fue similar a los 5 meses y al año (26 % y 29 %). Los pacientes reportaron un deterioro notable de su calidad de vida a los cinco y seis meses del ingreso, con respecto a cómo se encontraban antes de contraer el SARS-CoV-2.
La tasa de pacientes recuperados apenas varió entre los cinco meses y el año: 26 % y 29 %.
De los 2 320 participantes, se obtuvo suficiente información de 1 636 de ellos como para agruparlos en grupos según la gravedad de los síntomas: 319 (20 %) presentaron un deterioro de salud físico y mental muy grave; 493 (30 %), un deterioro de salud físico y mental grave; 179 (11 %) sufrieron un deterioro de su salud física con problemas cognitivos moderados, y 645 (39 %), un deterioro de salud físico y mental leve.
«En nuestro estudio es sorprendente la escasa recuperación tras la hospitalización desde los 5 meses al año, con respecto a todos los síntomas, salud mental, capacidad de realizar ejercicio, deterioro orgánico y calidad de vida», señala Rachael Evans en un comunicado del congreso.
La obesidad y el sexo femenino, identificados como factores de riesgo para no recuperarse, también se asociaron con problemas graves de salud al año, como una funcionalidad física reducida y detrimento de la calidad de vida, indica la investigadora. A su juicio, estos pacientes podrían necesitar una mayor intensidad en las intervenciones para recuperarse, como en sus tratamientos de rehabilitación supervisada.
Falta de tratamientos
Ser obeso, tener una capacidad reducida para el ejercicio físico, presentar un mayor número de síntomas y un nivel elevado de la proteína C-reactiva aumentaron el riesgo de sufrir los síntomas más graves. Además, entre los pacientes muy graves y moderados con afectación cognitiva se detectaron niveles más altos del biomarcador inflamatorio IL-6 con respeto al grupo leve.
Reducir la obesidad y la inflamación sistémica son objetivos que se pueden abordar mediante tratamientos y que justifican el desarrollo de ensayos clínicos, afirma el equipo de investigadores.
Ante la falta de terapias para covid persistente, «nuestros resultados destacan la necesidad de procedimientos efectivos con urgencia», resalta Louise Wain. Advierte de que los hallazgos sobre la persistencia de la inflamación sistémica en los casos muy graves y moderados de pacientes con problemas cognitivos sugieren que podrían responder a tratamientos antiinflamatorios.
También, Wain señala que la coexistencia de problemas físicos y mentales en estos pacientes revelan la necesidad de estrategias integradas en la evaluación y tratamiento de los pacientes, y alerta que los pacientes también pueden requerir abordajes específicos para controlar el estrés postraumático.
Origen desconocido
Los investigadores señalan que se desconocen los mecanismos subyacentes de la covid persistente. Una hipótesis posible es que la hiperinflamación asociada con la infección aguda conduzca a un estado inflamatorio persistente, que a su vez se asocia a una desregulación inmune y a disfunción multiorgánica.
Aunque son varios los estudios que apuntan que el aumento de biomarcadores, como la IL-6, incrementan el riesgo de enfermedad aguda, no se han conducido grandes estudios para investigar la posible asociación entre inflamación sistémica y covid-persistente.