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Un equipo de investigadores del Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y del Servicio de Hematología del Hospital 12 de Octubre de Madrid ha publicado un estudio en Biomedicines en el que, a partir de muestras de sangre de pacientes que han pasado la covid-19, han aislado y enriquecido células T (células de memoria) del sistema inmunitario y han comprobado que son capaces de neutralizar in vitro el SARS-CoV-2. Se trata de un primer paso para el uso de estas células T específicas de SARS-CoV-2 como posible tratamiento contra la covid.
Concretamente, las muestras obtenidas se estimulan con péptidos específicos del SARS-CoV-2 frente a la proteína M (proteína de la membrana del virus) y después se tratan en un proceso de aislamiento automatizado de células T.
Pilar Pérez Romero, del ISCIII, y María Liz Paciello, del 12 de Octubre, que han liderado el estudio, explican que la estimulación con péptidos de la proteína M fue mayor que la obtenida con péptidos de la proteína S (más utilizada en la mayoría de estudios publicados hasta la fecha).
Contacto con otros virus
El resultado permite obtener células inmunitarias que han demostrado efectividad para eliminar células que imitan la infección por el virus in vitro.
«Este estudio nace por otros que tenemos en el laboratorio donde también trabajamos con otras células de memoria que ya han tenido contacto con un virus y que las puedes aislar para ver si funcionan reconociendo las infectadas y, por tanto, matarlas y poder usarlas como terapia. Con la covid, nos planteamos que, probablemente, esto estaba sucediendo también», señala Pérez Romero.
Paciello explica que en una primera fase «se recogieron muestras a principio de 2021 de pacientes que habían contraído la enfermedad en 2020 y la habían superado. Estimulamos los linfocitos de esos donantes con unas proteínas de la covid para hacerlas específicas y que pudieran atacar al virus».
La segunda fase del estudio «se hizo sobre muestras de estos mismos pacientes que habían pasado la enfermedad pero ya vacunados con dos dosis de Pfizer, en concreto. Comprobamos que se incrementaba mucho el porcentaje de linfocitos estimulados. Hacían un efecto de sinergia y se potenciaba tanto la respuesta inmune que tenía ya por la propia enfermedad como la adquirida después de la vacunación; por tanto, los linfocitos eran mucho más eficientes porque se expandían mejor y tenían una capacidad de neutralización del virus bastante mayor: pasaban de un 7 % a un 70 %», describe la investigadora del 12 de Octubre.
«Cuando te vacunas -añade Pérez Romero-, además de los anticuerpos que se generan, también se enriquece la población de células de memoria». Así, «los donantes que podrían ser mejores, porque tienen mayor número de células y con mayor actividad antiviral, son aquellos que ya han tenido las dos dosis de la vacuna; probablemente si ahora lo hiciéramos con pacientes con tres dosis se generarían aún más», destaca la investigadora del ISCIII.
Respecto a si podría combatir también las distintas variantes del virus, Pérez Romero explica que «al ser una inmunidad celular es mucho más amplia, porque lo que se detecta es la célula infectada y no afecta a las mutaciones del virus, porque las células de memoria son capaces de reconocer distintos patrones, con lo cual la estirpe no debería ser un impedimento para que funcionara la terapia».
Banco de linfocitos
La idea es que, en el futuro, «se pueda hacer un banco de linfocitos y que esté disponible para poder administrarlos a los pacientes que realmente lo necesiten, los más vulnerables (en tratamiento de quimioterapia, trasplantados…) . En estos pacientes otros tratamientos o incluso la vacunación tampoco son muy efectivos. La vacunación estimula la producción de anticuerpos, pero si tiene su sistema inmune debilitado o a cero, no puede producir respuesta inmune», describe Paciello y añade: «La inmunidad que nosotros planteamos es una inmunidad específica como son los linfocitos T que, cuando se infunden, buscan la diana para atacar al virus».
Hasta el momento, los resultados se han obtenido en laboratorio, utilizando cultivos celulares que mimetizan la infección, por lo que este posible tratamiento necesita estudios de confirmación en modelos animales y ensayos clínicos en pacientes, que el equipo confía en poder comenzar «no más tarde de la primera mitad de año», apunta la investigadora del 12 de Octubre.
Investigaciones previas realizadas sobre otras enfermedades utilizando este método han demostrado ya la efectividad en otras patologías del uso de células T funcionales aisladas y enriquecidas. «Esta terapia podría aplicarse a otros virus también. Lo importante es tener la plataforma. Lo único que cambiaría sería el estímulo que se le da a la célula y podría aplicarse para sarampión, VIH, la hepatitis, entre otras», concluye Pilar Pérez Romero.