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Científicos españoles validan la electroestimulación y la consideran especialmente eficaz para personas con obesidad o movilidad reducida.
La falta de tiempo es uno de los principales problemas que impide a la sociedad hacer ejercicio. Ante ello, investigadores de la Universidad de Granada han probado que la electroestimulación del cuerpo aumenta la intensidad del entrenamiento y reduce el tiempo necesario para obtener beneficios similares o incluso mejores que los del ejercicio convencional.
Esta tecnología funciona gracias a un traje y una aplicación móvil que producen una contracción involuntaria en distintas partes del cuerpo: pecho, espalda, abdomen, brazos, etc.
Se trata de una herramienta que fue demonizada a principios de 2010 por la mala praxis llevada a cabo, pero que puede ayudar a reducir los tiempos de entrenamiento y a motivar a la población a hacer ejercicio.
“El riesgo que conlleva este tipo de entrenamiento es que, al fin y al cabo, es una tecnología que se basa en la transmisión de corriente eléctrica al organismo y que, mal utilizada, puede ser peligrosa. Sin embargo, siempre y cuando sea utilizada por personal cualificado no debe haber problema alguno”, explica el investigador del Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud de la UGR (iMUDS) Unai Pérez de Arrilucea, autor de este estudio. De hecho, en la investigación llevada a cabo se ha visto que ofrece ventajas.
Los científicos del iMUDS consideran la electroestimulación como una alternativa eficaz para elevar el número de calorías que se consumen tanto en reposo como durante el ejercicio.
“Esto puede ser de gran interés para personas con extrema obesidad, que suelen reportar problemas y dolores durante el ejercicio, o para personas con movilidad reducida”, detalla Unai Pérez de Arrilucea. Mantener la musculatura activa y unos niveles medios de actividad física es necesario para conservar una buena salud. De cara a este fin, el estudio demuestra que la electroestimulación ayuda.
Experimentos
En los laboratorios del iMUDS se han realizado experimentos con un total de 10 hombres sanos y físicamente activos. El objetivo ha sido comprobar si las distintas formas de aplicación de la corriente eléctrica ofrecen diferentes resultados.
Los investigadores han querido comparar si aplicando un tipo de electroestimulación se obtiene más o menos beneficios que aplicando otro tipo de electroestimulación.
“Es como si comparamos levantar 10 kg 20 veces con hacerlo con 20 kg 10 veces”, ejemplifica Unai Pérez de Arrilucea. Los participantes han acudido en dos ocasiones al laboratorio, en las cuales se ha hecho una comparativa con los distintos tipos de electroestimulación tanto en reposo (tumbados) como caminando.
Quienes han tomado parte en el estudio han estado conectados con una mascarilla a un analizador de gases que mide el oxígeno que se consume y el dióxido de carbono que se produce. A través de unas fórmulas matemáticas, los científicos han obtenido el número de calorías que se queman con ese determinado ejercicio.
“El resultado sorprendente es que, estando tumbados y con la electroestimulación colocada, las personas han quemado 604 % más de calorías que estando tumbados sin nada. Y, además, el aumento que han tenido en el número de calorías equivale a estar caminando a una intensidad moderada”, detalla el investigador principal. Es decir, el trabajo evidencia que, en una situación aguda, estar tumbado con la electroestimulación colocada equivale a estar caminando.
“Sin embargo, cabe destacar que la electroestimulación experimentada era de alta intensidad y que las personas han alcanzado valores muy elevados de frecuencia cardiaca. Por otro lado, también confirmamos que cuando estamos caminando la aplicación de electroestimulación puede elevar el consumo de calorías un 44 %”, concluye Unai Pérez de Arrilucea.
Sedentarismo
La sociedad se ha vuelto sedentaria. Actualmente, aproximadamente el 40 % de la sociedad española mantiene un estilo de vida sedentario y se sabe que esto genera un problema de salud presente y futura.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene muy claro que es necesario realizar ejercicio de forma recurrente para mantener un buen estado de salud. Tanto es así que recomienda realizar entre 150-300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada y vigorosa y al menos dos sesiones de ejercicio de resistencia a la semana, recomendación que choca con la falta de tiempo para el ejercicio de muchas personas.