El compromiso ético y de transparencia de la investigación con animales también crece en un momento delicado.

La inflación de los precios de la cesta de la compra se queda corta si hablamos del costo que tiene un macaco hoy para utilizarlos en la investigación biomédica comparándolo con el que tenía antes de la pandemia.

monoJavier Guillén Izco, investigador miembro de la Junta de Gobierno de EARA (European Animal Research Association) se ha atrevido a hablar de cifras y sitúa el precio de uno de estos simios para ser utilizados en una investigación científica en torno a 15 000 euros hoy, frente a los 3 000 que costaba antes de la pandemia.

Lejos de frivolizar con transacciones de seres vivos, este apunte del investigador pone de relieve las dificultades por las que pasa la investigación con animales en Europa, donde las leyes son más restrictivas y se está agudizando la fuga de estos proyectos hacia lugares como los países asiáticos, donde la disponibilidad de animales complejos para investigar es más fácil.

«China cerró las fronteras con la covid y eso ha hecho que animales como los macacos ya no se puedan exportar para usarlos en la investigación. De modo que hay cada vez más izpizúas  -en referencia al investigador español que está desarrollando quimeras con simios y otros animales- y laboratorios que se marchan a Asia a investigar, porque aunque el uso de este tipo de animales corresponde solo a fases avanzadas de la investigación, no van a empezar aquí la parte más básica para luego tener que trasladarse fuera. De modo que se llevan toda la investigación», apunta Guillén Izco.

La Confederación Española de Sociedades Científicas (COSCE) ha presentado el quinto informe del Acuerdo de transparencia sobre el uso de animales en la experimentación científica en España.

A este acuerdo de adhesión voluntaria, que se presentó por primera vez en 2016, hay ya 159 instituciones de investigación adheridas. En 2020, en el cuarto informe del Acuerdo, las instituciones adheridas eran 140.

Con ese paso adelante, se comprometen a poner en marcha un código de buenas prácticas que, junto a la legislación vigente, «proporciona un marco para fomentar actividades de transparencia y comunicación sobre el uso de animales en experimentación científica», según recoge el informe difundido.

Las instituciones que se adhieren a este acuerdo de transparencia se comprometen básicamente a cuatro puntos: 1) Ser transparentes sobre cuándo, cómo y por qué utilizan animales en la investigación. 2) Mejorar la comunicación con los medios y la sociedad. 3) Ser proactivos en promover eventos para que la sociedad conozca la investigación animal 4) informar anualmente sobre actividades realizadas y compartirlas.

«Hoy en día la investigación biomédica con animales sigue siendo necesaria». Amanda Sierra Saavedra, profesora de investigación Ikerbasque, UPV/EHU, junto a Guillén Izco y a Isabel Fabregat Romero, investigadora del Idibell, de Barcelona, han sido los encargados de presentar este quinto informe, en la sede de la COSCE en Madrid.

Organoides y sus limitaciones 

«Se está reduciendo el uso de animales en experimentación, pero el desarrollo tecnológico actual, la creación de organoides cerebrales, por ejemplo, no es suficiente para reemplazar al 100 % a los animales», explica Sierra.

La investigadora del País Vasco dedicada a estudiar enfermedades neurodegenerativas reconoce que los organoides han permitido sustituir el uso de animales en las primeras fases de la investigación. Pero, aclara, que «un organoide cerebral, que son los que yo utilizo, aunque tiene un gran potencial, no son un cerebro completo, no tienen circulación sanguínea, ni sistema inmune residente, ni periférico, tampoco barrera hematoencefálica. Así que enfermedades circulatorias y muchas otras no se pueden investigar utilizándolos». 

Otro ejemplo más cercano: la covid persistente. «Esta es una enfermedad sistémica, afecta a muchos órganos. Así que no podemos limitarnos a organoides de cerebros o de hígados para la experimentación de tratamientos para la covid persistente». 

En definitiva, Sierra Saavedra aclara: «Los científicos somos los primeros que estamos trabajando en desarrollar modelos alternativos a la experimentación con animales. Pero, a día de hoy, los avances científicos no son suficientes para sustituirlos». 

La investigación con animales debe observar tres «erres»: reemplazo, reducción y refinamiento. Y en este camino los investigadores consideran que se está avanzando.

En 2021, más lubinas que ratones

También el Ministerio de Agricultura ha presentado el Informe sobre el uso de animales en experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia durante 2021, con una notoria subida en el número ejemplares utilizados en 2021 respecto al año anterior.

En 2020, los animales utilizados en la investigación biomédica fueron 761 012 y en 2021, 1 289 315. Un 70 % más.

¿Qué explicación tiene ese dato? Guillén Izco responde: «Este crecimiento está relacionado con la acuicultura, donde se utilizan muchos peces y larvas, cientos para investigaciones nutricionales de estas especies. Ese pequeño animal cuenta igual que un macaco o un ratón». 

La investigadora Fabregat añade a esta explicación que «durante 2020 los laboratorios tuvieron que cerrar casi seis meses debido a la pandemia, y toda esa investigación que quedó por hacer se ha intentado recuperar este año». 

Efectivamente, los datos de Agricultura recogen que, de esos 1 289 315 animales, 526.820 son lubinas, lo que representa el 40 % del total. Mientras los ratones utilizados en la investigación durante ese mismo año, en 2021, fueron 463 290, un 35,9 % del total.

España, líder en transparencia
El acuerdo de transparencia en la investigación presentado hoy por la COSCE está elaborado por la EARA (European Animal Research Association) y de él participan nueve países. En total son 523 instituciones en todo el mundo adheridas a este código ético de la investigación con animales y España está a la cabeza con el 30 % del total de estos organismos: España 159 (30,4 %), Reino Unido 128 (24,5 %), Alemania 89 (17 %) y Francia 43 (8,2 %).

El total anual de animales utilizados en Europa en 2019 en investigación biomédica fue de 10 400 000, ha explicado Guillén Izco. España no es el país que más animales utiliza en investigación biomédica «Tenemos un menor peso en esta investigación que países como Francia o Alemania».

¿Cuál es una de los problemas que tienen las instituciones para unirse a este acuerdo de transparencia? El investigador ha contestado que «todavía hay cierto conservadurismo a dar ese paso por el miedo a las manifestaciones de algunos movimientos o activistas muy radicalizados en contra de la investigación con animales».

Pese a la situación todavía de pandemia en 2021, el 81 % de las instituciones adheridas al acuerdo de transparencia en España ha proporcionado acceso a las instalaciones a visitantes externos, bien en jornadas de puertas abiertas, estudiantes o personal no investigador o grupos de interés especial.

Las actividades públicas más comunes de las organizaciones adheridas que utilizan animales han sido: La participación en jornadas de divulgación científica por parte del 68 % de las instituciones, con un importante aumento respecto al 54 % del año anterior; charlas en escuelas, institutos, universidades (51 % vs. 41 %); jornadas de puertas abiertas (33 %); presentaciones en eventos locales o de apoyo (11 %); días de familia (4 %) y el 15 % tienen intención de realizar alguna actividad en el futuro.

Los datos de este quinto informe se han obtenido con las respuestas que han dado las instituciones adheridas al acuerdo a la encuesta que se les ha enviado. Han respondido 147, es decir, el 96 %, de las que lo han suscrito.

¿Puntos de mejora de esta transparencia? «Solo el 17 % de estas instituciones tienen una política definida de comunicación sobre este tema», explica Guillén Izco.

Y la comunicación en esta cuestión importa mucho a los investigadores. Así lo ha reclamado Amanda Sierra reiterando que se sigue investigando con animales porque, por ahora, no hay una mejor alternativa.

Mientras su colega Isabel Fabregat recuerda que «la experimentación animal es tremendamente cara. Solo incorporamos animales a la investigación cuando es imprescindible e insustituible».

Un macaco de 30 años

Dentro de los animales, el ratón es el que más se utiliza en la investigación básica, «porque, entre otras cuestiones, es barato y se reproduce con mucha facilidad», apuntan.

Sin embargo, tiene límites. «Para investigar tratamientos para el Alzheimer… Un ratón no tiene Alzheimer, así que tenemos que crearle la enfermedad, pero, claro, el cuerpo de un ratón de dos años de vida no es igual que el de un señor de 80 años», señala la investigadora Sierra.

¿Cuál es el animal ideal para experimentar tratamientos para el Alzheimer? La respuesta en la que coinciden los tres investigadores es en que ese animal podría ser un macaco de 30 años. Pero, ¿te imaginas lo que puede costar un macaco de 30 años si ya un joven está en esos precios?

En 2021, según el informe del Ministerio de Agricultura sobre animales utilizados en investigación, se experimentó con 628 macacos cangrejeros y un macaco Rhesus.

noviembre 13/2022 (Diario Médico)

Comments

Comments are closed.

Name

Email

Web

Speak your mind

*
  • Noticias por fecha

    noviembre 2022
    L M X J V S D
    « oct   dic »
     123456
    78910111213
    14151617181920
    21222324252627
    282930  
  • Noticias anteriores a 2010

    Noticias anteriores a enero de 2010

  • Suscripción AL Día

  • Categorias

    open all | close all
  • Palabras Clave

  • Administración