La posibilidad de administrar fármacos, de una manera más precisa y sostenida, es uno de los grandes retos de la investigación actual, cuyos profesionales no cesan de desarrollar nuevos métodos para alcanzar este fin.

nanofármacoUna de las innovaciones más recientes, llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Montreal, en Canadá, se relaciona con el diseño y validación de una nueva clase de transportadores de fármacos hechos de ADN que son 20 000 veces más pequeños que un cabello humano y que podrían mejorar el tratamiento del cáncer y otras enfermedades, según los datos publicados en el último Nature Communications.

Para los investigadores, uno de los factores clave para lograr un tratamiento exitoso de la enfermedad es proporcionar y mantener una dosis terapéutica del fármaco durante todo el tratamiento. La exposición subterapéutica o sobreterapéutica reduce la eficacia del tratamiento; la primera genera resistencia a los medicamentos y la segunda aumenta los efectos secundarios. Así, estos transportadores moleculares pueden programarse químicamente para entregar una concentración óptima de medicamentos, haciéndolos más eficientes que los métodos actuales.

Mantener una concentración óptima de fármacos en la sangre sigue siendo un gran desafío en la medicina moderna. Dado que la mayoría de los medicamentos se degradan rápidamente, los pacientes se ven obligados a tomar múltiples dosis a intervalos regulares. Y debido a que cada paciente tiene un perfil farmacocinético distinto, la concentración de medicamentos en su sangre varía significativamente.

Al observar que solo alrededor del 50 % de los pacientes con cáncer obtienen una dosis óptima de medicamentos durante cierta quimioterapia, el profesor asociado de Química de la citada universidad canadiense, Alexis Vallée-Bélisle, experto en nanotecnologías bioinspiradas, comenzó a explorar cómo los sistemas biológicos controlan y mantienen la concentración de biomoléculas.

«Hemos descubierto que los organismos vivos emplean transportadores de proteínas que están programados para mantener la concentración precisa de moléculas clave como las hormonas tiroideas, y que la fuerza de la interacción entre estos transportadores y sus moléculas dicta la concentración precisa de la molécula libre».

Quinina y doxorrubicina, ejemplos del trabajo 

Esta simple idea fue la que animó al equipo a desarrollar transportadores de fármacos artificiales que imitan el efecto natural de mantener una concentración precisa de una molécula durante el tratamiento.

En primer lugar, se identificaron y desarrollaron dos transportadores de ADN: uno para la quinina, un antipalúdico, y otro para la doxorrubicina, un citostático de uso común para tratar el cáncer de mama y la leucemia, entre otros.

Luego demostró que estos transportadores artificiales podían programarse fácilmente para entregar y mantener cualquier concentración específica de droga.

Más interesante aún ha sido, según Arnaud Desrosiers, primer autor del estudio, descubrir que estos nanotransportadores también podrían emplearse como reservorio de fármacos para prolongar el efecto del fármaco y minimizar su dosis durante el tratamiento».

A su juicio, otra importante característica de estos nanotransportadores es que «pueden dirigirse a partes específicas del organismo donde más se necesita el fármaco, y eso, en principio, debería reducir la mayoría de los efectos secundarios». .

En colaboración con farmacéuticos de la Universidad de Bordeaux, en Francia, y utilizando el nuevo transportador de fármacos desarrollado para la doxorrubicina, el equipo ha demostrado que una formulación específica de transportador de fármacos permite que la doxorrubicina se mantenga en la sangre y reduce drásticamente su difusión hacia órganos clave como el corazón, los pulmones y el páncreas.

En los ratones tratados con esta formulación, la doxorrubicina se mantuvo 18 veces más tiempo en la sangre y también se redujo la cardiotoxicidad, lo que mantuvo a los ratones más saludables, como lo demuestra su aumento de peso normal. Este hecho sugiere su especial utilidad en cánceres hematológicos.

Amplia versatilidad

Para Vallée-Bélisle otra gran propiedad de nuestros nanotransportadores es su gran versatilidad. «Por ahora, hemos demostrado el principio de funcionamiento para dos fármacos diferentes. Pero, gracias a la alta capacidad de programación de la química del ADN y las proteínas, ahora se pueden diseñar estos transportadores para su empleo preciso en una amplia gama de moléculas terapéuticas».

Como un último apunte, el trabajo sugiere que estos transportadores podrían combinarse con transportadores liposómicos diseñados por humanos que ahora se están empleando para administrar medicamentos a diversas velocidades.

noviembre 04/2022 (Diario Médico)

noviembre 5, 2022 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Farmacología, Neoplasias, Oncología | Etiquetas: |

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