La interrupción temprana del tratamiento con estatinas podría reducir sustancialmente la protección de por vida contra las enfermedades cardíacas, ya que una gran parte del beneficio se produce más a largo plazo, según Runguo Wu, de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido), que junto a otros equipos de las universidades de Oxford (Reino Unido)  y Sidney (Australia), ha llevado a cabo un estudio de farmacoterapia cardiovascular presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC2022), celebrado en Barcelona.

ataque al corazónLa enfermedad cardiovascular se sigue perfilando como la causa más común de morbimortalidad en todo el mundo, siendo el colesterol uno de los factores de riesgo modificable con mayor impacto para el desarrollo patológico.

Numerosas investigaciones han evidenciado, de forma sólida, que la reducción del colesterol de lipoproteínas de baja densidad (HDL) en 1 mmol/L con estatinas reduce los riesgos de cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular entre un 24-25 %.

Las estatinas son los modificadores de lípidos más utilizados en mundo. De hecho, se estima que en 2018 las tomaron más de 145 millones de personas. Sin embargo, el retraso en el inicio del tratamiento y la mala adherencia son comunes.

Incertidumbres: cuándo y cuánto 

A ello se añaden las desproporcionadas informaciones sobre los efectos secundarios de las estatinas, fenómeno que los autores del informe presentado en ESC2022 apuntan como otro de los posibles responsables de su insuficiente uso entre la población con mayor riesgo de eventos cardiovasculares.

Los autores también reflexionan sobre la existencia de cierta incertidumbre sobre cuándo comenzar y cuánto tiempo debe durar la terapia con estatinas para optimizar los efectos. Así, el nuevo estudio ha estimado la acumulación de beneficios con las estatinas según la edad al inicio de la terapia usando un modelo de microsimulación que se desarrolló usando datos de 118. 000 participantes de grandes ensayos internacionales con estatinas, como el de la Colaboración de Ensayos de Tratamiento del Cholesterol (CTT), y otras 500. 000 personas procedentes del Biobanco del Reino Unido.

De cualquier manera, y basándose en los resultados obtenidos, Wu pone de relieve que «las personas de 40 años con una alta probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, así como las de cualquier edad con enfermedades cardíacas existentes deben considerarse para el inicio inmediato del tratamiento con estatinas con el objetivo de reducir las tasas de colesterol. Suspender el tratamiento, a menos que lo aconseje un profesional médico, no parece ser una buena elección».

El modelo de investigación analizó características individuales, edad y sexo, por ejemplo, e historial de enfermedades para simular el riesgo anual de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, revascularización coronaria, diabetes, cáncer y muerte vascular y no vascular de cada participante.

El tratamiento se basó en el uso de una dosis estándar de estatina (40 mg diarios) para estimar el efecto de la terapia frente a la no administración de ninguna terapia en tres escenarios: terapia de por vida (usada hasta la muerte o hasta los 110 años de edad), terapia interrumpida a los 80 años de edad, y retraso en el inicio de la terapia por cinco años en participantes menores de 45 años de edad.

El beneficio de las estatinas se midió en años de vida ajustados por calidad (AVAC), que es la duración de la vida ajustada por la salud para reflejar la calidad de vida de las personas. Un AVAC equivale a un año de vida en perfecto estado de salud.

Los beneficios también se informaron por separado según el riesgo cardiovascular inicial, que se refiere a la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular (ACV) en los próximos 10 años, y se basa en la edad, la presión arterial, los niveles de colesterol, el tabaquismo y las condiciones médicas asociadas de cada persona.

Uno de los hallazgos más destacados se asocia con el hecho de que una gran parte de los AVAC ganados con la terapia con estatinas se acumularon más adelante en la vida. Cuanto mayor era el riesgo cardiovascular a 10 años de los participantes, mayor y más temprano se acumulaba el beneficio de las estatinas. En comparación con las estatinas de por vida, suspender la terapia a los 80 años eliminó una gran parte del beneficio potencial, especialmente para las personas con un riesgo cardiovascular relativamente bajo.

Según Wu, los resultados sugieren que las personas que comienzan a tomar estatinas a los 50 años pero las dejan a los 80 años en lugar de continuar de por vida, perderán el 7% del beneficio si tienen un riesgo cardiovascular relativamente bajo y del 36% si su riesgo cardiovascular es elevado, ya que aquellos con un riesgo elevado comienzan a beneficiarse antes.

Las mujeres, más perjudicadas 

Además, una connotación de género: «el riesgo cardiovascular de las mujeres es generalmente más bajo que el de los hombres. Esto significa que para las mujeres, la mayor parte del beneficio de por vida de las estatinas ocurre más tarde y que detener la terapia prematuramente es probablemente más perjudicial que para los hombres», señala el principal autor del trabajo.

En personas menores de 45 años con bajo riesgo cardiovascular -lo que significa menos del 5 % de probabilidad de infarto o accidente cerebrovascular en los próximos 10 años-, un retraso de cinco años en tomar estatinas tuvo poco impacto: perdieron solo el 2 % del potencial de calidad de vida.

Sin embargo, el impacto fue mayor en menores de 45 años con alto riesgo cardiovascular, definido  como probabilidad de más del 20% de sufrir un infarto o accidente cerebrovascular en los próximos 10 años: perdieron el 7 % del beneficio potencial de calidad de vida de la terapia de por vida, lo que para Wu significa que «esto se debe, nuevamente, a que las personas con mayor riesgo cardiovascular comienzan a acumular beneficios desde el principio y pierden menos oportunidades al retrasar la terapia con estatinas que aquellas con bajo riesgo».

agosto 29/2022 (Diario Médico)

agosto 30, 2022 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Cardiología, Congresos/Eventos/Conferencias, Enfermedades Cardiovasculares, Farmacología, Investigaciones |

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