Un estudio sobre la respuesta a las vacunas contra la covid-19 de pacientes con inmunodeficiencias primarias, elaborado por la Unidad Funcional de Inmunodeficiencias Primarias del Hospital del Mar y la Xarxa dibi (Laboratorio de Referencia de Cataluña), ha revelado que un alto porcentaje de ellos tienen anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en sangre a pesar de no haber contraído la infección e, incluso, ha dado con la causa: los recibieron a través de las inmunoglobulinas con la que son tratados mensualmente. 

inmunoglobulinasEl trabajo, publicado en Immunology, es el primero que certifica la transmisión de anticuerpos anti-Nucleocápside de donantes de sangre para producir la terapia de inmunoglobulinas que se utiliza en los pacientes con inmunodeficiencias primarias.

Según ha informado el Hospital del Mar, el estudio demostró, en muestras procedentes de 19 pacientes, 14 de ellos con inmunodeficiencia común variable, que su respuesta a las vacunas disponibles contra la covid-19 era inferior que en el grupo control. Pero, a la vez, el 44 % tenía anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en sangre, aunque no habían pasado la covid-19.

El equipo autor del estudio comprobó que el origen de los anticuerpos estaba en el tratamiento con inmunoglobulinas que se les administra mensualmente a estos pacientes, ya que a partir de junio del 2021 los preparados ya incluían la sangre de donantes que habían estado en contacto con el SARS-CoV-2. A pesar de ello, los investigadores apuntan que no se puede saber si su presencia ha tenido o no un efecto protector ante la enfermedad en estos pacientes.

Leonardo Mellibovsky, miembro de la citada unidad funcional, ha explicado a este diario que desde el inicio de la pandemia les preocupó cómo afectaría a los enfermos con inmunodeficiencia primaria y secundaria, en especial en trasplantados de órganos o por leucemia.

Otros grupos, que se interesaron por lo mismo, analizaron la respuesta a las vacunas, concluyendo que era subóptima y que la evolución de la enfermedad era más desfavorable, aunque los estudios no resultan concluyentes, ya que algunos no reflejaron mayor morbilidad.

Avisa Mellibovsky de que en el estudio de este colectivo hay un sesgo importante: son personas que, por su enfermedad y riesgo, se cuidan mucho más y se exponen mucho menos. De hecho, para acceder al tratamiento crónico con inmunoglobulinas mensuales, el enfermo tiene que tener una adherencia estricta que lo diferencia de la población no afectada, muy heterogénea en cuanto al comportamiento respecto a las medidas de prevención.

El equipo del Hospital del Mar, de acuerdo con el relato de Mellibovsky, se concentró en la respuesta vacunal descartando pacientes que hubiesen pasado previamente la covid-19. Los estudios que había en ese momento incluían a enfermos reclutados en 2020 y, en su caso, el estudio empezó en junio de 2021, cuando un alto porcentaje de la población había contraído ya la infección y desarrollado la enfermedad.

De esa forma detectaron los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 anti-Nucleocápside, pero no anticuerpos contra el Spike (propios de las vacunas), en el suero de ocho de los 19 pacientes de la muestra (el 44 %), que comportaría el 60  % si solo se incluye a los 14 que recibían inmunoglobulinas a pesar de que ninguno de ellos tenía reporte de exposición directa previa al virus.

“¿Cómo puede ser? ¿Todos ellos habían padecido la covid-19? Era difícil de entender”, manifiesta el experto.

Otro resultado relevante es que el número de títulos de anticuerpos contra el Spike, que indujeron las vacunas, era de solo 170 (rango 20-800) en los pacientes inmunodeprimidos, cuando lo habitual, en personas sanas, es de 700; en un rango entre 500-1 100.

Ante esas evidencias les surgió la hipótesis de que las inmunoglobulinas elaboradas con sangre de donantes fuesen las transmisoras de los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 anti-Nucleocápside en estos pacientes, por lo que analizaron los lotes de preparados de inmunoglobulinas y comprobaron que en 8 de cada 10 había presencia de esos anticuerpos.

Se da la circunstancia de que muy poco antes Grifols, uno de los laboratorios que produce esa terapia, había reportado la presencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 Nucleocápside en sus preparados, confirmando así la observación directa del equipo del Hospital del Mar.

“Nuestro hallazgo resultó muy novedoso en su momento; luego lo fueron observando otros”, apunta Mellibovsky.

Con toda esa evidencia, el experto dice que no se puede dejar de recomendar la vacuna a los pacientes con algún tipo de inmunodeficiencia, tal y como establecen las autoridades y las sociedades científicas. “Son población de riesgo”, recuerda. 

Este estudio ha contado con la colaboración de profesionales de los servicios de Pediatría, de Medicina Interna, de Farmacia, de Enfermedades Infecciosas, de Patología y de Nefrología del Hospital del Mar, así como de investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).

julio 10/2022 (Diario Médico)

Referencia:

Eguía, J., Caballero-Rabasco, M. A., Cos, M. L., Grau, S., Mellibovsky, L., Villegas, E., … & Gimeno, R. (2022). Antibodies to SARS-CoV-2 in patients with primary immunodeficiencies treated with nonspecific immunoglobulins. Immunology.

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