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Cinco estudios en Nature confirman lo que ya advertía: las vacunas en pauta de doble dosis y los anticuerpos pierden su eficacia ante la nueva variante.
Las más de 30 mutaciones de la proteína S de ómicron han sido demasiado para las vacunas de la covid. Como se sospechaba por los resultados preliminares de diversas investigaciones y por datos empíricos, las vacunas disponibles contra el SARS-CoV-2 y los anticuerpos monoclonales para tratar la enfermedad son “mucho menos efectivos contra la variante ómicron” del coronavirus. Lo confirman cinco trabajos que acaban de ver la luz en Nature.
Tras pasar el filtro de la selección de la revista científica y de la revisión por pares, los estudios actualizan el conocimiento sobre las principales herramientas inmunoterapéuticas frente a la covid-19. Los resultados indican una clara capacidad de evasión del virus ante los anticuerpos generados por las vacunas y por la infección previa, si bien podría contrarrestarse con las dosis de refuerzo. Los anticuerpos monoclonales contra la covid-19 tampoco salen bien parados frente a ómicron, por lo que los científicos sugieren que puede ser necesaria su adaptación para la variante.
En uno de los estudios, el grupo de David Ho, de la Universidad de Columbia en Nueva York, investigó la actividad neutralizante contra ómicron de las cuatro principales vacunas de la covid que se emplean en Estados Unidos y Europa (Pfizer-BioNTech, Moderna, Janssen y AstraZeneca).
Analizaron muestras de 54 participantes que habían recibido las dosis completas de sus respectivas vacunas (incluidos 15 participantes que habían recibido refuerzos de Pfizer-BioNTech y de Moderna). En general, observaron una caída significativa en la efectividad contra ómicron para todos los tipos de vacunas, incluso en dos participantes que también habían sido previamente infectados con SARS-CoV-2.
La tercera dosis, freno de la caída de inmunidad
Sin embargo, las muestras de los participantes que habían recibido las vacunas de refuerzo Pfizer-BioNTech o Moderna registraron una disminución menor en la neutralización de anticuerpos, lo que avala la conveniencia de las terceras dosis.
Esa observación coincide con la encontrada en el estudio de Olivier Schwartz, de Instituto Pasteur, en el que se expuso la variante ómicron del virus a 115 muestras de suero de 80 personas que habían recibido una vacuna de la covid (sin infección previa por SARS-CoV-2) o bien que habían tenido una infección previa. No se detectó actividad antiviral contra ómicron en los sueros de los receptores de las vacunas de Pfizer-BioNTech o de AstraZeneca (16 y 18 individuos, respectivamente), cinco meses después de recibir la segunda dosis. En cambio, sí se encontró actividad viral en los sueros de otras 20 personas que recibieron una tercera dosis de Pfizer-BioNTech, aunque con una disminución de seis veces en la neutralización de ómicron.
La infección previa, igual que las vacunas
La infección previa tampoco aseguró la protección frente a la nueva variante: en los sueros de 40 individuos previamente infectados estudiados a los 6 meses o al año de los síntomas se constató una actividad neutralizante baja o nula contra ómicron. Sin embargo, en 22 de ellos, una sola dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech logró una mayor actividad neutralizante comparada con los individuos con doble pinchazo que no tenían una infección previa.
De ahí que los investigadores franceses concluyan que “ómicron permanece, no obstante, neutralizado por los anticuerpos que generan las dosis de refuerzo de la vacuna”.
Así, la infección al SARS-CoV-2 puede asimilarse en los individuos vacunados a la tercera dosis como sugiere en este otro trabajo científicos del Instituto de Investigación en Salud de África, en Durban, encabezados por Alex Sigal.
Este equipo ha estudiado muestras de plasma de 19 personas que habían recibido dos dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech en Sudáfrica, y de los que solo seis no tenían antecedentes de infección por SARS-CoV-2.
Hubo una reducción de 22 veces en la neutralización provocada por la vacuna para ómicron en comparación con una cepa original del virus. Sin embargo, en los participantes vacunados que habían sido previamente infectados con SARS-CoV-2 retuvieron la neutralización residual de comparable a los niveles observados de la vacuna contra la variante original.
Otras vacunas: ‘Sputnik V’, ‘Sinopharm’
Las reducciones de la inmunidad humoral también se observan en otras vacunas, según muestra la investigación llevada a cabo por el grupo de Davide Corti, de Humabs BioMed, compañía suiza subsidiaria a la biotecnológica Vir Biotechnology.
En su análisis de personas vacunadas, no se vio apenas actividad neutralizante frente a ómicron transcurridos de siete a diez meses tras la última dosis de los vacunados con Sputnik V o Sinopharm, y una dosis en los que recibieron Janssen. Asimismo, los individuos vacunados con las vacunas Moderna, Pfizer-BioNTech y AstraZeneca mostraron reducciones de 33, 44 y 36 veces, respectivamente, en la actividad de neutralización en relación con el coronavirus de Wuhan.
Anticuerpos: pérdida parcial o total de potencia
La capacidad neutralizadora de los anticuerpos monoclonales que se están empleando en la clínica contra la covid-19 también se ve menguada o directamente anulada ante ómicron. En el estudio de Corti, de los ocho anticuerpos monoclonales terapéuticos probados, la mayoría perdió completamente su actividad neutralizante contra ómicron; dos (usados en combinación) tuvieron una reducción de aproximadamente cien veces su potencia, y uno (sotrovimab) tuvo una reducción de tres veces. Solo 6 de los 44 anticuerpos monoclonales probados retuvieron una potente actividad neutralizante contra ómicron: sotrovimab, S2K146, S2X324, S2N28, S2X259 y S2H97. De los 29 anticuerpos monoclonales dirigidos a una región específica de la proteína S (el dominio de unión al receptor o RBD), 26 mostraron una pérdida sustancial de actividad neutralizante.
Similares resultados se encontraron en el trabajo de Ho, donde también se investigó el perfil neutralizante de 19 anticuerpos monoclonales contra la proteína S o espiga mutada de ómicron. Entre los que se analizaron se encontraban REGN10987 (imdevimab), REGN10933 (casirivimab), COV2-2196 (tixagevimab), COV2-2130 (cilgavimab), LY-CoV555 (bamlanivimab), CB6 (etesevimab (), Brii-196) amubarvimab), Brii-198 (romlusevimab) y S309 (sotrovimab).
Un total de 17 de los 19 anticuerpos monoclonales perdieron parcial o totalmente su capacidad neutralizante. De nuevo, solo sotrovimab y romlusevimab conservaban actividad.
Comparados con delta
Por su parte, el grupo de Schwartz enfrentó nuevos anticuerpos monoclonales en uso clínico al plasma de un individuo en Bélgica y comprobó que cinco de ellos (bamlanivimab, etesevimab, casirivimab, imdevimab y regdanvimab) fueron inactivos frente a ómicron, mientras que otros dos (cilgavimab e eintrevimab) tenían una reducción de unas 20 veces con respecto a la alcanzada frente a la variante delta. En este trabajo, sotrovimab exhibió una reducción de unas tres veces en la actividad contra ómicron.
Además, en otro de los estudios publicados en Nature, coordinado por Xiaoliang Sunney Xie, de la Universidad de Pekín, en China, se ha aplicado un método de detección novedoso para determinar qué perfiles de mutación en el dominio RBD de la proteína S de ómicron permiten evadir los anticuerpos neutralizantes. Así se ha visto que el virus podía evadir más del 85 % de 247 anticuerpos neutralizantes humanos.
Los autores determinaron que ómicron fue capaz de alterar en gran medida la potencia neutralizante de los fármacos de anticuerpos etesevimab-bamlanivimab cocktail, REGEN-COV cocktail, cilgavimab-tixagevimab cocktail y amubarvimab. Sin embargo, los anticuerpos monoclonales sotrovimab y DXP-604 aún funcionaban contra esta variante, pero con una eficacia reducida.
Una ‘llave’ optimizada para infectar
De algunas de estas investigaciones también se desprende un mejor conocimiento sobre las causas moleculares por las que ómicron consigue evadirse de los anticuerpos. El trabajo de Corti aporta que la llave de entrada de ómicron a las células humanas (a través de la unión del dominio RBD de la proteína pico al receptor ECA2 humano) es unas 2,4 veces mejor en relación con el SARS-CoV-2 aislado de Wuhan. A eso se suman, como ha determinado el grupo de Ho, cuatro nuevas mutaciones en la proteína de S (S371L, N440K, G446S y Q493R), que elevan la resistencia de anticuerpos de esta variante en comparación con otras.