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A finales de noviembre España tenía una de las tres menores incidencias del viejo continente, pero en tan solo un mes esta cifra se ha multiplicado por diez.
¿Cómo se explica que hace un mes España fuese el tercer país de Europa que menos Incidencia Acumulada (IA) tenía y que ahora sea el segundo que presenta mayores cifras, solamente detrás de Reino Unido? Está más que claro que la variante ómicron ha cambiado las reglas del juego por completo, pero esta no es la única razón.
En 30 días la IA ha pasado a multiplicarse por diez. De ser de apenas 200 puntos a estar cerca de los 2 000 casos por cada 100 000 habitantes.
Un abismo que va del riesgo medio al riesgo muy alto y que resulta imposible justificar con tan solo una variable. En este año 2021 que hoy termina, y en el que han tenido cabida nada menos que la mitad de la tercera ola, la cuarta, la quinta y el comienzo de la sexta oleada, se han dado tres hitos que han cambiado la trayectoria, así como la evolución de esta pandemia: la vacunación masiva de la población, la aparición de la nueva variante Ómicron y el relajamiento de las medidas restrictivas.
«Lo fundamental de este año ha sido la aparición de las vacunas. España ha sido un país, en este sentido, envidiable, por la cultura que ha habido por parte de la ciudadanía en vacunarse», no duda en afirmar Alfredo Corell, catedrático de Inmunología. Respecto a la irrupción de la nueva variante de la que hace apenas un mes nunca habíamos oído hablar y que ahora vive o convive con nosotros, el divulgador científico Corell señala: «Fíjate que hemos evolucionado en el último mes desde una situación en la que España tenía casi el control efectivo de la transmisión, ya que teníamos una IA a 14 días por debajo de 50. Y bueno, pues nos ha llegado ómicron y nos ha descontrolado completamente, ha roto un poco las reglas, porque es una variante que se transmite más y que se reproduce en nuestro cuerpo de un modo mucho más rápido».
Variante que se presenta, al menos en principio, menos grave y virulenta, «pero esto hay que matizarlo, porque es menos severa sobre todo en personas vacunadas, en personas no vacunadas puede llevarlas al hospital y a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) igualmente», apunta el docente. Como se señalaba al principio, otro de los cambios evolutivos del año ha sido el comportamiento social.
Poco antes del verano se retiró la obligatoriedad de usar las mascarillas al aire libre y se acaba de reinstaurar hace apenas una semana. «Esto también cambió mucho las reglas del juego porque yo creo que la ciudadanía cuando le quitaron la mascarilla al aire libre, eso fue un símbolo, un símbolo probablemente de que esto se había terminado ya y de que se podían hacer las cosas con normalidad. Y bueno, pues no ha terminado», comenta el experto en Inmunología.
Continúa: «No ha finalizado porque además estamos asistiendo a una lucha frente a la pandemia muy egoísta, muy de una región y no a escala de planeta. La pandemia mientras que no hayamos vacunado al planeta de modo mayoritario, no se podrá dar por terminada porque siempre estaremos viviendo el riesgo de que en algún rincón del planeta que no estén llegando las vacunas puedan surgir nuevas variantes». Pero aquí y ahora, hablando de España, ¿qué es lo que se podría haber mejorado para frenar esta sexta ola?
¿Habría sido posible sortearla? Ante esta pregunta, en la que primero hubo unos segundos de silencio, finalmente Corell responde: «No sé si se podría haber evitado, pero se podría haber minimizado. Hay una serie de medidas que en España no hemos acabado de aprender a hacer», sentencia.
Y va más allá, es concreto y especifica en qué se ha fallado. «Por una parte, no se ha reforzado la sanidad en las últimas semanas o meses. Hemos asistido a 30 000 despidos de sanitarios de distintas comunidades porque eran sanitarios contratados por covid, con lo cual, cuando ha llegado la sexta ola, nos hemos encontrado con mucho menos personal».
Otra cuestión: «En España tampoco se ha hecho bien el rastreo. No se ha perseguido al virus ni se han perseguido las variantes». Asimismo, declara que un aspecto que no se ha regulado adecuadamente son los test diagnósticos, así como la preparación de los locales interiores.
«Hay muchas acciones que se podían haber hecho para regular todo esto y no se ha hecho», sentencia. Además, «otra cuestión que también ha podido influir en este aumento tan grande de casos que hemos tenido es que cuando nosotros estábamos hace mes y medio con una incidencia de 50, ya teníamos alrededor a Francia, Alemania, a Italia o a Reino Unido, con unas incidencias altísimas. No se puso ningún freno, no se les pedía PCR (reacción en cadena de polimerasa) técnica que identifica fragmentos del código genético del patógeno, solo se pedía el Pasaporte covid con la vacunación, y para esto no vale para nada porque se ha demostrado que con ómicron da igual que estés vacunado con dos o con tres dosis que te infectas igual. Entonces se podrían haber detenido muchos contagios haciendo un poco más de filtro en la entrada del país, pidiendo pruebas PCR por ejemplo», concluye.