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Ante casos de mononucleosis, infecciones de transmisión sexual, herpes zóster o prácticas de riesgo, conviene iniciar un protocolo de cribado.
Tener VIH (virus de inmunodeficiencia humana), y no saberlo, ni siquiera sospecharlo. Se estima que en esta situación se encuentran cerca de 20 000 personas en España, lo que se traduce en demasiadas oportunidades de transmisión para un virus al que le encanta multiplicarse. El desconocimiento de este diagnóstico no solo afecta a la salud individual, trasciende a la pública. De hecho, se sabe que desde que ocurre la infección hasta que se detecta, suelen producirse entre dos y cuatro contagios. Así, a medida que la propagación silenciosa continúa creciendo, nos vamos alejando más y más de la posibilidad de acabar con la epidemia de sida.
En este escenario y además, teniendo en cuenta que casi la mitad de los diagnósticos se realizan de forma tardía, los expertos de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) han elaborado un documento de recomendaciones por el cual el papel de los médicos de Urgencias sería clave a la hora de identificar personas con VIH que aún no saben que están infectadas.
«Somos uno de los pilares para luchar contra esta epidemia y además, en muchos casos, somos el único contacto del paciente con el sistema sanitario», explica Virginia Álvarez, médico adjunto servicio de urgencias del Hospital de Getafe (Madrid). La edad media del diagnóstico de VIH es de 36 años y a esas edades es menos frecuente visitar el centro de salud.
«Hay estudios que demuestran que en Urgencias vemos a estas personas entre dos y tres veces en los tres años anteriores a ser diagnosticados», señala. Son oportunidades de diagnóstico que se están perdiendo. Estadísticamente, se calcula que esas dos o tres consultas representan un 28 % de ocasiones desaprovechadas.
Dado que los motivos que llevan a estas personas al servicio de Urgencias suelen ser los mismos, los médicos de Urgencias han detallado un documento en el que se describen dichas situaciones para que cuando se presenten, directamente se proceda a solicitar un cribado. «Es cierto que existen más de 50 condiciones indicadoras de posibles casos de infección por VIH», aclara Álvarez, pero las condiciones más comunes son: infecciones de transmisión sexual, neumonía adquirida en la comunidad, herpes zóster, síndrome mononucleósico y la práctica de chemsex (consumo de drogas estimulantes con la intención de alargar durante horas las sesiones de sexo).
Virgina Álvarez: «Hay estudios que demuestran que en Urgencias vemos a estas personas entre dos y tres veces en los tres años anteriores a ser diagnosticados»
En palabras de Sergio Rodríguez, médico adjunto del servicio de Medicina Interna del mismo hospital madrileño, «la neumonía adscrita a la comunidad es 50 veces más frecuente en pacientes VIH que en la población general y el herpes zóster es 15 veces más común en la población afectada por este virus». Por otro lado, la mononucleosis infecciosa (conocida coloquialmente como la enfermedad del beso) suele producirse por el virus de Epstein-Barr (miembro de la familia de los virus del herpes), pero en ocasiones, «puede tratarse de la primera manifestación clínica del VIH».
Además, argumenta Rodríguez, «las enfermedades de transmisión sexual son la vía de contagio más frecuente de la transmisión del VIH», por lo que al tener una consulta de este tipo delante, «debemos solicitar una serología«, igual que ante cualquier sospecha de práctica sexual no protegida.
Urgencias, Microbiología y Medicina Interna son los tres pilares de este protocolo que se plantea desde la Semes con el objetivo de identificar a ese 18 % de personas con VIH que aún desconocen su diagnóstico. Los médicos de urgencias se encargan de pedir la prueba en los casos sospechosos, «en Microbiología se analiza y en menos de 24-48 horas, el internista llama al paciente para citarlo», relata la urgencióloga, quien hace hincapié en que «cuanto más tarde se les diagnostique, más probabilidad de tener infecciones añadidas y más complicaciones».
Aunque España se está esforzando para conseguir el triple objetivo marcado por ONUSIDA, en diagnóstico nos situamos en torno al 86 %.
«El riesgo de fallecer es cinco veces mayor en pacientes diagnosticados de forma tardía», sentencia el experto en Medicina Interna. Detectar los casos a tiempo, evitaría el deterioro de los afectados y también la transmisión de la infección a otras personas. El control de la epidemia, por tanto, resulta más complejo.
En este sentido, hay que decir que aunque España se está esforzando para conseguir el triple objetivo marcado por ONUSIDA de 90% de pacientes diagnosticados, 90 % en tratamiento y 90 % con carga viral indetectable, «nos estamos quedando un poco cortos en diagnóstico, nos situamos en torno al 86 %», subraya Álvarez.
Dado que el servicio de Urgencias supone una gran oportunidad de detección precoz, Semes ha promovido este documento de recomendaciones para establecerlo como protocolo en todos los hospitales españoles. De momento, la Consejería de Sanidad de Madrid ya ha anunciado que lo pondrá en marcha.
El de Getafe lleva varios meses poniéndolo en práctica y los resultados están siendo satisfactorios. «Desde julio de 2021 se han detectado cuatro positivos por VIH. La vía de transmisión ha sido la sexual, por prácticas no protegidas. Uno de ellos acudió a urgencias con síndrome mononucleósico y los otros tres por una infección de transmisión sexual. Es un porcentaje muy alto de positividades en tan poco tiempo», concreta el internista. La sensación que tienen los especialistas implicados en este objetivo es que «las prácticas sexuales sin protección se han extendido mucho, olvidando infecciones como el VIH».
diciembre 14/2021 (Diario Médico)