oct
13
Un estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases, sugiere que las personas que tuvieron dengue en el pasado son dos veces más propensas a desarrollar síntomas de COVID-19 en caso de infectarse con el nuevo coronavirus.
Estas conclusiones que se describen en el artículo se basan en el análisis de muestras sanguíneas de 1 285 habitantes de Mâncio Lima, una ciudad del estado de Acre, situado en la región amazónica brasileña.
El trabajo estuvo coordinado por el profesor Marcelo Urbano Ferreira, de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, y contó con el apoyo de la FAPESP- Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo.
“Nuestros resultados muestran que las poblaciones más expuestas al dengue, quizá por factores socio demográficos, son precisamente las que más riesgos corren de enfermarse en caso de que se infecten con el SARS-CoV-2. Este es un ejemplo de lo que se le ha dado el nombre de sindemia [la interacción sinérgica entre dos enfermedades en la que una agrava los efectos de la otra]: por una parte, el COVID-19 obstaculiza los esfuerzos de control del dengue; por otra, esta arbovirosis parece elevar el riesgo de quienes contraen el nuevo coronavirus”, dice Ferreira.
El profesor del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la USP ha venido realizando estudios en el municipio de Mâncio Lima desde hace siete años con el objetivo de combatir el paludismo. En el año 2018, puso en marcha un proyecto que prevé la realización de estudios domiciliarios cada seis meses abarcando al 20 % de la población local. Durante las visitas se aplican cuestionarios y se extraen muestras de sangre. A comienzos de 2020, este proyecto recibió un aporte adicional de la FAPESP para que una parte de los esfuerzos de investigación se orientasen hacia el monitoreo y la caracterización del SARS-CoV-2 en la zona.
“En septiembre del año pasado se dio a conocer un estudio de otro grupo que sugería que las áreas que registraban numerosos casos de dengue se veían relativamente poco afectadas por el COVID-19. Como teníamos muestras de sangre de la población de Mâncio Lima extraídas antes y después de la primera ola de la pandemia, decidimos utilizar ese material para poner a prueba la hipótesis de que la infección previa con el virus del dengue dotaba de algún tipo de protección contra el SARS-CoV-2. Pero lo que vimos fue precisamente lo contrario”, relata Ferreira.
La metodología
Se incluyeron en los análisis muestras de sangre extraídas en dos momentos: en noviembre de 2019 y en noviembre de 2020. El material fue sometido a test de detección de anticuerpos contra los cuatro serotipos del dengue y también contra el SARS-CoV-2.
Los resultados mostraron que el 37 % de la población estudiada ya había contraído el dengue hasta noviembre de 2019, y un 35 % se había infectado con el nuevo coronavirus hasta noviembre de 2020. También se analizó la información clínica (síntomas y desenlaces) de los voluntarios diagnosticados con COVID-19.
“Mediante análisis estadísticos, arribamos a la conclusión de que la infección previa con el virus del dengue no altera el riesgo de que una persona se contamine con el SARS-CoV-2. Por otra parte, quedó claro que quienes tuvieron dengue en el pasado exhiben mayores chances de padecer síntomas una vez que se infectan con el nuevo coronavirus”, explica Vanessa Nicolete, posdoctoranda en el ICB-USP y primera autora del artículo.
Los investigadores no saben precisar las causas del fenómeno descrito en el artículo. Es posible que exista una base biológica, los anticuerpos contra el virus del dengue estarían favoreciendo de algún modo el agravamiento del COVID-19, o que sea sencillamente una cuestión socio demográfica, relacionada con la existencia de poblaciones más vulnerables a ambas enfermedades por características diversas.
“Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de reforzar tanto las medidas de distanciamiento social destinadas a contener la propagación del SARS-CoV-2 como los esfuerzos tendientes a controlar el vector del dengue, pues hay dos epidemias que están ocurriendo al mismo tiempo y afectando a la misma población vulnerable. Esto debería generar una mayor atención por parte del gobierno federal”, sostiene Ferreira.