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Los resultados del estudio muestran que la mejoría es independiente del tipo de cirugía para la corrección de hallux valgus y de factores de confusión relacionados con el paciente.
Un estudio de seguimiento durante más de un año, ha servido para confirmar la mejora en la calidad de vida de los pacientes sometidos a cirugía del hallux valgus (HV). Además, ha demostrado que el efecto sobre los resultados no depende del tipo de cirugía ni está influenciado por factores de confusión relacionados con el paciente.
El estudio longitudinal prospectivo, llevado a cabo por el servicio de traumatología del Hospital Virgen de la Luz, en Cuenca, y la Universidad de Castilla La Mancha a través del centro de estudios socio sanitarios (CESS) ha sido publicado en la revista internacional Foot and Ankle Surgery, fue realizado entre marzo de 2017 y mayo de 2018, con la participación en el mismo de 72 pacientes.
El objetivo principal, era evaluar el efecto de la cirugía del HV en las medidas de resultados reportadas por el paciente (PROMs), es decir, en las escalas de dolor, en las de calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) general como en las escalas específicas del pie. Además, se quería determinar el efecto en los ángulos radiológicos, según explica Luis Enrique Hernández Castillejo y autor principal del estudio, junto con el Vicente Martínez Vizcaíno, la Celia Álvarez Bueno, José Luis Quijada Rodríguez, Miguel Alonso Galán y Míriam Garrido Miguel.
Los investigadores querían comprobar también si los resultados obtenidos dependían del tipo de cirugía, incluidas las técnicas abiertas y percutáneas, y si estaban influenciados por factores de confusión relacionados con el paciente, como la edad, el ángulo del hallux valgus (AHV), el ángulo intermetatarsiano (el 1-2 AIM), el índice de masa corporal (IMC) y el ángulo distal articular (DMAA).
Para la realización del estudio fueron recogidos los datos clínicos de todos los pacientes intervenidos quirúrgicamente por deformidad sintomática del HV en el servicio de traumatología del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca (España) en el periodo establecido. Todas las técnicas quirúrgicas fueron realizadas por traumatólogos e incluyeron cirugía abierta (osteotomía en chevron y osteotomía en scarf) y cirugía percutánea con osteotomía de Reverdin-Isham, según explica Hernández Castillejo.
Los criterios de inclusión de los pacientes fueron; ser mayor de 18 años con HV doloroso; haber recibido tratamiento conservador completo, incluyendo medicación oral, modificación de calzado y terapia física durante tres meses; presentar deformidad HV de leve a moderada, con un AHV preoperatorio < 40º y 1-2 IMA < 20º.
Para el desarrollo del estudio fueron excluidos los pacientes con hallux rigidus grave, con inestabilidad grave de la primera articulación cuneo metatarsiana, con cirugía previa del HV fallida, así como aquellos con infección, enfermedad vascular periférica, neuropatía periférica u otras enfermedades sistémicas que afecten al sistema musculoesquelético. Además, se excluyeron los pacientes con un seguimiento menor de 12 meses.
“El tipo de osteotomía se decidió de acuerdo con el AHV, el 1-2 AIM y la decisión del cirujano”, precisa Hernández Castillejo. La osteotomía en chevron se llevó a cabo en 16 pacientes, la osteotomía en scarf se realizó en 24 casos, y la cirugía percutánea se completó en 32 pacientes.
Los resultados clínicos se evaluaron utilizando la escala AOFAS, de la Sociedad Americana de Ortopedia en Pie y Tobillo. (American Orthopaedic Foot and Ankle Society), la EVA (Escala Visual Analógica), el cuestionario del pie MOXF (Manchester-Oxford Foot Questionnaire), la encuesta de salud SF-12 (Short Form-12 Health Survey), y el EQ-5D (EuroQol-5D).
Los resultados fueron evaluados antes de la cirugía y al final del seguimiento, mientras que las complicaciones postoperatorias se registraron al final del seguimiento.
El sistema de registro de la escala AOFAS combina datos subjetivos y objetivos para evaluar los siguientes factores clínicos: dolor, función y alineación. La EVA consiste en una línea recta en la que los puntos finales tienen una puntuación de 0 (ningún dolor en absoluto) a 10 (el peor dolor imaginable). El MOXFQ es un cuestionario basado en el paciente para evaluar la CVRS en los pacientes que se someten a una cirugía de pie y/o tobillo, que consiste en una escala sumativa de 16 puntos con una puntuación de 0 a 4 en tres dimensiones: dolor, caminar/estarse de pie e interacción social, según señala Hernández Castillejo.
El cuestionario SF-12 es una encuesta de 12 elementos que incluye componentes de salud física y mental, mientras que el EQ-5D incluye 5 preguntas sobre la movilidad de los pacientes, el auto cuidado, las actividades habituales, el dolor/incomodidad y la ansiedad/depresión.
En cuanto a la evaluación radiológica, el examen radiológico del AHV, del 1-2 AIM y el DMAA fue realizado por el mismo observador independiente y de acuerdo con un único protocolo radiográfico. Para la evaluación se obtuvieron imágenes dorso-plantares y laterales en carga, antes de la cirugía, inmediatamente después de la cirugía y al final del seguimiento.
La media de edad de los pacientes incluidos en el estudio fue de 59,6 años. Cada paciente fue seguido durante, al menos, 12 meses con un periodo de seguimiento total medio de 17,68 meses.
La puntuación obtenida en todas las escalas antes y después de la cirugía confirma la mejora en los resultados clínicos y radiológicos después de la cirugía del HV, y proporcionan evidencia de que estas mejoras no dependen del tipo de cirugía o de factores de confusión potenciales relacionados con el paciente “Además, nuestros resultados indicaron la conveniencia de incluir las PROMs (escalas de dolor, de calidad de vida general y escalas específicas del pie) en la evaluación de la cirugía del HV, ya que probablemente, sus resultados sean más importantes para la evaluación clínica, que los hallazgos puramente radiológicos”, destaca Hernández Castillejo.
septiembre 26/2021 (Diario Médico)