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El marcado descenso de los contagios y los decesos por COVID-19 en países de África subsahariana reportado recientemente por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CPCE) levantó incredulidad en los medios especializados.
Por lo general durante los fines de semana las cifras del curso de la pandemia en esta parte del mundo recogidas en el informe del CPCE resultan inferiores a las de los días hábiles y a partir del lunes suben de manera vertiginosa, lo que lleva a pensar que durante el feriado la exactitud de los datos sufre deterioro.
Según el texto del ente especializado el acumulado de fallecimientos llegó en las últimas 24 horas a 157 mil 888 tras registrar 718 mientras el total de infectados ascendió a seis millones 201 mil 887 con la suma de 33 mil 34 nuevos pacientes.
Los medios facultativos no encuentran razones para una baja tan considerable, cuenta habida que en el curso de la semana pasada las muertes como promedio fluctuaron entre 900 y mil por jornada y los infectados con el SARS-CoV-2, causante de la dolencia, sobrepasaron los 40 mil.
A esa realidad aritmética se suman condiciones adversas tales como que la vacunación en los estados al sur del Sahara marcha a paso muy lento y la escasez de medios técnicos y medicamentos para atender a los pacientes puede calificarse de crítica.
Tanto es así que la semana pasada África subsahariana pasó del penúltimo al antepenúltimo lugar en la escala de infectados y fallecidos .
En este contexto solo el paso de los días podrá esclarecer si por razones aún por explicar en verdad los índices de la pandemia en este continente descendieron.
julio 19/2021 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.