jun
11
Expertos y funcionarios de salud en Asia celebraron los planes de Estados Unidos de compartir 500 millones más de dosis de la vacuna de Pfizer con el mundo en desarrollo, aunque algunos señalaron que hará falta algo más que la donación para abordar las enormes brechas de vacunación que amenazan con prolongar la pandemia.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tenía previsto formalizar el anuncio en un discurso en la cumbre del Grupo de los Siete en Gran Bretaña. Este año se proporcionarán 200 millones de dosis, suficientes para inmunizar a 100 millones de personas, y el resto se entregarían en la primera mitad de 2022, según la Casa Blanca.
Esas inyecciones podrían suponer un «enorme punto de inflexión en la lucha global contra la COVID-19, dijo Jaehun Jung, profesor de medicina preventiva en la Facultad de Medicina de la Universidad surcoreana de Gachon, aunque también lamentó que la ayuda no hubiera llegado antes.
El experto señaló que la temperatura extremadamente fría a la que deben conservarse las inyecciones de Pfizer también plantea desafíos para países con sistemas sanitarios endebles y malas infraestructuras, y pidió a la farmacéutica y a las autoridades estadounidenses que ayuden a esos países a superar esos desafíos.
Debido en parte a esas preocupaciones, muchas de las vacunas que se están utilizando en el mundo en desarrollo son fármacos con requisitos más sencillos de almacenamiento, como la de AstraZeneca.
Mientras los países más ricos se apresuraban a vacunar a buena parte de su población, la desigualdad en los suministros de vacunas en todo el mundo se ha agravado y algunas naciones más pobres aún no han administrado ni una dosis. Al mismo tiempo, crece la preocupación por las nuevas variantes del virus que emergen de zonas con una alta circulación de la COVID-19.
Estados Unidos y otros países en desarrollo se ven cada vez más presionados para que hagan más. Jung señaló que el retraso en la ayuda estadounidense era «comprensible (…) pero hasta ahora, es crucial acelerar los plazos de las provisiones de vacunas lo más rápido posible».
El gobierno de Biden tiene previsto proporcionar los 500 millones de dosis que compre a Pfizer a 92 gobiernos de bajos ingresos y a la Unión Africana durante el próximo año a través del mecanismo COVAX, respaldado por la ONU y diseñado para llevar dosis a países más pobres, pero que ha tenido problemas para cumplir sus objetivos.
La farmacéutica señaló que las dosis forman parte de un compromiso anterior de su socia BioNTech de proporcionar 2 000 millones de dosis a países en desarrollo durante los próximos 18 meses.
La Casa Blanca había anunciado planes para compartir 80 millones de dosis en todo el mundo para finales de junio, la mayoría a través de COVAX.
La donación adicional de vacunas de Pfizer es crucial porque la disparidad global en vacunaciones se ha convertido en una amenaza multidimensional: una catástrofe humana, unas pérdidas económicas de 5 billones de dólares para las economías avanzadas y un factor que favorece la generación de virus mutados, afirmó Jerome Kim, director del Instituto Internacional de Vacunas, una organización sin fines de lucro dedicada a poner vacunas disponibles para países en desarrollo.
Jeong Eun-kyeong, directora de la Agencia surcoreana de Control y Prevención de Enfermedades, dijo que el plan de Biden de compartir vacunas dependería principalmente de lo rápido que pudieran fabricarse y enviarse las dosis a los países, en un contexto de desabastecimiento global. La Casa Blanca ha dicho que todas las dosis se fabricarán en Estados Unidos.
Jeong también expresó reservas por los requisitos de cadena del frío que supone el fármaco de Pfizer, y dijo que las donaciones estadounidenses debían ir acompañadas de esfuerzos por mejorar la infraestructura y formar a los trabajadores sanitarios en los países receptores.
«Es muy importante gestionar la cooperación internacional para que todo el mundo pueda vacunarse deprisa», dijo durante una sesión informativa.
En Asia, señaló Jung, India y el sureste asiático necesitan donaciones con urgencia. Las vacunaciones en la recluida Corea del Norte también podrían ser un desafío complejo.
Quizá reflejando el hecho de aún hay muchos detalles del plan de donación por concretar, el portavoz del programa de vacunación de Indonesia contra el COVID-19 dijo que el país esperaría antes de pronunciarse.
«Esperaremos a COVAX. Si hay nuevas vacunas, COVAX las ofrecerá y distribuirá a los países», dijo Siti Nadia Tarmizi.
Algunos expertos dijeron que las donaciones no bastarían para cerrar las grandes brechas de suministro y pidieron que se permita a empresas cualificadas en todo el mundo fabricar vacunas sin limitaciones de propiedad intelectual.
Estados Unidos y otras grandes potencias se han mostrado a favor de suspender las protecciones de propiedad intelectual sorbe las vacunas, pero Jung señaló que muchos países en desarrollo no tienen la capacidad de producir vacunas avanzadas como los fármacos de ARN mensajero de Pfizer, de modo que no podrían beneficiarse de una medida de esa clase.
Países de todo el mundo han tenido problemas para conseguir vacunas, sin poder firmar acuerdos bilaterales con empresas como Pfizer, y muchos han acudido a China. China ha exportado 350 millones de dosis de sus vacunas a docenas de países, según su Ministerio de Exteriores.
China ha prometido entregar 10 millones de dosis a COVAX y la farmacéutica china Sinopharm dijo la semana pasada que había terminado una remesa de vacunas para compartir con COVAX. La Organización Mundial de la Salud autorizó el mes pasado el uso de emergencia de la vacuna.
Aunque las vacunas chinas han sido cuestionadas por una falta de transparencia sobre los ensayos clínicos de sus vacunas, muchos países estaban desesperados por conseguir lo que hubiera disponible y encontraron esos fármacos más fáciles de utilizar, porque se almacenaban en refrigeradores normales.
junio 10/2021 (AP) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.