El compromiso de la Casa Blanca de enviar millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 hacia otros países ha generado desafíos diplomáticos y logísticos para que los funcionarios del gobierno los desenreden a medida que más países buscan la ayuda de Estados Unidos para superar la grave escasez de vacunas.

Desde que el presidente Joe Biden anunció este mes que unos 80 millones de vacunas serían enviadas al extranjero a fines de junio, la Casa Blanca aún no ha enviado ninguna de las dosis debido a una variedad de obstáculos, desde logísticos hasta regulatorios.

Mientras tanto, las infecciones están aumentando en países como Haití o Japón, que luchan con desafíos organizativos y tienen solo una pequeña fracción de las dosis que necesitan.

Con la demanda de vacunas menguando y la mitad de los adultos completamente vacunados, Estados Unidos tiene exceso de oferta para usar.

Aún no se han administrado alrededor de 70 millones de dosis de las vacunas Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

El coordinador de la COVID-19 de la Casa Blanca, Andy Slavitt, dijo que Estados Unidos está tratando de adoptar un «sistema de distribución más estricto» para que el gobierno federal pueda realizar un mejor seguimiento de las dosis y exportar las adicionales.

También está el desafío de transportar decenas de millones de dosis por todo el mundo, asegurar que haya suficientes aviones y que las dosis se almacenen adecuadamente.

Además, surge el problema de que los países que las reciben tengan la infraestructura para refrigerarlas y distribuirlas, dijo un funcionario de la Casa Blanca.

mayo 28/2021 (ANSA) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

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