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Crecen las evidencias científicas que indican que la variante B.1.1.7 no solo es más contagiosa, sino que causa enfermedad más grave.
Hasta ahora se sabía que la variante B.1.1.7 del SARS-CoV-2, que se identificó por primera vez el pasado septiembre en Reino Unido, es más transmisible. Ahora parece confirmarse que es más letal que las variantes anteriores del coronavirus.
Es la conclusión alcanzada tras analizar más de dos millones de pruebas de infección y de más de 17 000 muertes por la COVID-19 en Reino Unido desde septiembre de 2020 hasta febrero de 2021. Los datos se encuentran publicados en Nature.
Utilizando datos de 4 945 fallecimientos, los investigadores estimaron que el riesgo de muerte fue un 55 % más alto entre aquellos infectados por la variante británica que con las variantes previas, una vez se ajustaron factores que influyen, incluidos edad, sexo y etnia. Así, el riesgo absoluto de muerte con la variante B.1.1.7 para un hombre de 55 a 69 años pasa del 0,6 % al 0,9 % durante los 28 días posteriores a una prueba positiva.
No obstante, ese porcentaje se calculó tomando como variante británica las infecciones en las que no se pudo detectar el gen S del coronavirus (con el marcador SGTF de fallo en la detección). Al corregir esta clasificación mediante un modelo de estimación donde se tiene en cuenta la existencia de otros linajes circulantes del SARS-CoV-2, los autores concluyen que hay un 61 % más riesgo de muerte asociado a la variante B.1.1.7.
El análisis, encabezado por Nicholas Davies, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, ha utilizado una base de datos con 2 245 263 resultados positivos de pruebas de SARS-CoV-2 realizadas en la comunidad y de 17 452 muertes por la COVID-19 registradas en Reino Unido entre septiembre y febrero. Del total de las pruebas (efectuadas fuera del hospital), 1 146 534, el 51 %, mostraron presencia o ausencia de la variante B.1.1.7.
Mayor carga viral
Si bien los investigadores no identifican ningún mecanismo que explique ese mayor aumento de la mortalidad, plantean que “las infecciones (por esta variante) están asociadas con concentraciones virales más altas en hisopos nasofaríngeos, medidos por los valores de Ct de las pruebas de PCR (reacción en cadena de polimerasa)”, escriben. Una carga viral más alta podría explicar en parte el aumento de la mortalidad.
La variante B.1.1.7 se ha extendido a muchos países de todo el mundo; es dominante en Reino Unido, Irlanda e Israel. Según datos recientes de Sanidad, la expansión de este virus es variable entre las comunidades (entre el 13,6 % y el 96 % de acuerdo a los datos disponibles en la semana 10 de 2021) y se observa un aumento rápido de su distribución en las últimas semanas.
Los estudios han establecido que esta variante es más transmisible que las preexistentes, pero su efecto sobre la mortalidad no estaba claro. Ahora los autores de este estudio son tajantes: “Nuestro análisis sugiere que B.1.1.7 no solo es más transmisible que las variantes preexistentes del SARS-CoV-2, sino que también causa una enfermedad más grave”.
Entre el 30 y el 100 %
Este trabajo coincide con las conclusiones aportadas por otros grupos, como los científicos de las universidades británicas de Exeter y de Bristol, que consideran a la variante B.1.1.7 entre un 30 y un 100 % más letal que el SARS-CoV-2 de Wuhan.
Este estudio, publicado recientemente en British Medical Journal, ha contabilizado 227 fallecimientos por la variante británica en una muestra de 54 906 pacientes, en comparación con 141 entre el mismo número de enfermos, con similares características, infectados por variantes más antiguas del virus.
Robert Challen, autor principal del trabajo en la Universidad de Exeter, afirmó que «en la comunidad, la muerte por la COVID-19 sigue siendo un evento poco común, pero la variante B.1.1.7 aumenta el riesgo. Junto con su capacidad de propagarse rápidamente, hace que B.1.1.7 sea una amenaza que debe tomarse en serio”.
Variante sudafricana
La investigación científica sobre otras variantes del coronavirus de mayor importancia para la salud pública o VOC (de sus siglas en inglés, variants of concern) tampoco trae buenas noticias. Un estudio realizado durante la segunda ola de la pandemia en Sudáfrica indica que la variante identificada en este país por primera vez (llamada B.1.351 o 501Y.V2) podría explicar que haya habido más mortalidad por la COVID en los hospitales que durante la primera ola. Un 20 % más riesgo de mortalidad hospitalaria, concretamente, según indican los autores, del Servicio Nacional de Laboratorio de Salud (NHLS) de Johannesburgo, en un trabajo aún pendiente de revisión por pares.
La variante B.1.351, extendida en Sudáfrica y algunos países vecinos, está aumentando de forma progresiva en Europa, aunque todavía supone un porcentaje pequeño de los casos. En España, según informa Sanidad, se han detectado más de 50 casos confirmados o con vínculo con caso confirmado (2 casos esporádicos y 8 brotes, 6 de ellos sin vínculo conocido con los países más afectados).