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Los científicos Carlos López-Otín (Universidad de Oviedo) y Guido Kroemer (Universidad de París Descartes) han propuesto en un artículo en la revista Cell, un nuevo abordaje de las claves biológicas de la salud humana, en el que por primera vez se aborda el tema de forma integral y que supone una evolución desde una medicina de la enfermedad hacia una medicina de la salud, transición en la que la estabilidad del microbioma y el ajuste de los relojes biológicos están cobrando un nuevo protagonismo.
La salud se ha definido habitualmente en términos negativos como la ausencia de enfermedad. En el artículo, titulado ‘Hallmarks of Health‘ (Claves o determinantes de la salud), López-Otín y Kroemer redefinen en términos biológicos y positivos este concepto mediante la propuesta de un compendio de ocho características organizativas y dinámicas que mantienen las funciones del organismo humano.
“Es la primera vez que se aborda de manera integral la definición de las claves biológicas de la salud humana, que hemos clasificado en tres categorías estrechamente relacionadas entre sí”, ha resaltado Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica de la Universidad de Oviedo.
Las claves analizadas son: compartimentalización espacial (integridad de barreras y contención de perturbaciones locales), mantenimiento de la homeostasis en el curso del tiempo (reciclado y recambio, integración de circuitos, y oscilaciones rítmicas), e inducción de respuestas biológicas al estrés (resiliencia homeostática, regulación hormética, y reparación y regeneración). “La alteración de cualquiera de estas ocho características es patogénica y provoca un desajuste agudo o progresivo del sistema y la pérdida de numerosos parámetros que definen nuestro bienestar físico o emocional”, precisa López-Otín.
En lo que al progreso hacia una medicina de la salud se refiere, el catedrático señala que la medicina ha tenido que centrarse obligatoriamente en el conocimiento y tratamiento de las enfermedades. Sin embargo, los avances tecnológicos en el campo de la biomedicina han traído como consecuencia “la acumulación de múltiples datos procedentes de distintas disciplinas que nos están ayudando a entender mejor los determinantes moleculares y celulares de los procesos biológicos subyacentes al estado global de salud humana”.
Es en este contexto de progreso tecnológico en el que surge este trabajo, donde los investigadores explican cómo la definición de las claves biológicas de la salud puede representar un nuevo marco conceptual que permita progresar hacia una futura medicina orientada a la salud y que sirva para complementar y anticiparse a la medicina de la enfermedad. “De alguna manera, nuestro trabajo trata de poner en contexto biológico, mecanístico y molecular los postulados que han dirigido el decisivo progreso de la medicina preventiva y de la salud pública durante las últimas décadas”.
Equilibrio global
Las ocho claves de la salud definidas están claramente interconectadas, por lo que las intervenciones sobre una de ellas pueden beneficiar a las restantes. “Análogamente, las alteraciones sobre una sola de estas claves pueden conducir a una desorganización biológica global y a la pérdida de la salud de nuestro organismo”, matiza el catedrático de la Universidad de Oviedo.
Desde esta perspectiva no se puede escoger ninguno de los ocho determinantes como más o menos importantes: “La fuerza de la salud está en el conjunto global, en la organización armónica de todos ellos, y en el dinamismo de las respuestas a las perturbaciones”.
A pesar de ello, López-Otín explica que “si tuviera que señalar las claves o procesos que han podido pasar más desapercibidos diría que la estabilidad del microbioma, es decir, el conjunto de microorganismos que colonizan nuestro organismo, y el ajuste de los relojes biológicos, los cuales han adquirido un notable protagonismo en los últimos años. Ambos casos iluminan la necesidad imperiosa de mejorar los hábitos nutricionales de la población y evitar la disbiosis, una alteración patogénica causada por un desequilibrio de la microbiota».
Además, muchas intervenciones biológicas sobre la salud convergen en la inducción de autofagia y hormesis, dos procesos naturales que favorecen estrategias de salud y longevidad. Finalmente, la reprogramación celular y la también han logrado salir del terreno de los laboratorios y comenzar a aproximarse a los hospitales para el tratamiento de algunas enfermedades.
En lo que a la estabilidad emocional se refiere, es un determinante fundamental de la salud, y, de hecho, “en la descripción molecular de la práctica totalidad de las claves biológicas de la salud hemos contemplado la influencia de este aspecto”.
Integración de disciplinas
El artículo ha comenzado a ser distribuido por alguna universidad entre los estudiantes de medicina, según explica Carlos López-Otín, para animarles a profundizar en su formación global porque “hoy es tiempo de miradas integradas a la salud y a la enfermedad, algo que sin duda es una tarea compleja y necesitará que las nuevas generaciones de médicos se formen en nuevas disciplinas”.
Además, el artículo presenta nuevas ideas acerca de cómo puede combinarse la información clínica y biológica generada por las nuevas tecnologías ómicas (genómicas, epigenómicas, metagenómicas, proteómicas o metabolómicas) de obtención y análisis de datos masivos, con el empleo de algoritmos de inteligencia artificial. En el trabajo los investigadores discuten sobre las posibilidades actuales de implantar estas nuevas ideas en un contexto de enorme progreso tecnológico, “pero que debe integrarse necesariamente en sistemas de salud cada vez más frágiles y continuamente amenazados por factores biológicos, sociales, económicos y políticos”.
febrero 11/2021 (Diario Médico)