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En América Latina, la segunda región del mundo con más muertos por coronavirus, una misma escena de desesperación se repite: gente haciendo filas eternas o pagando altos precios por un tanque de oxígeno mientras muchos enfermos mueren asfixiados en los hospitales.
Bajo un sol abrasador en la amazónica Manaos, en Brasil, o en la fría noche en las afueras de Lima, en Perú, miles de personas peregrinaron en las últimas semanas en busca del vital gas para aliviar a sus familiares contagiados.
La pandemia, que en Latinoamérica deja ya 19,1 millones de contagios y más de 606 000 muertos desde el primer caso confirmado hace casi un año en la región, ha disparado la demanda de oxígeno medicinal.
Yamil Antonio Suca llegó en la madrugada a un centro de distribución en El Callao, el puerto contiguo a la capital peruana, confiando estar entre los afortunados que consiguiera llenar su cilindro. Otros a su lado llevaban dos o tres días de espera.
«Mi papá tiene la COVID, tiene 50 años y necesita el oxígeno, su saturación está muy baja», contó a la AFP este estudiante universitario de 20 años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de uno de cada cinco enfermos de la COVID-19 requiere oxígeno a concentraciones mayores que las que se encuentran en el ambiente.
«Sin esa terapia, la COVID-19 puede ser fatal», dijo la experta en medicina de emergencia Priyanka Relan, en el Boletín de la OMS, la revista científica de la organización.
Pero atender esas insuficiencias respiratorias puede ser un gran reto en países considerados por el Banco Mundial como de ingresos bajos y medios, señala la organización de salud mundial sin fines de lucro PATH, con sede en Seattle.
Su proyecto Respuesta Global al Cuidado Respiratorio de la COVID-19 creó una herramienta interactiva para estimar la necesidad diaria de oxígeno para enfermos de coronavirus.
Brasil era el único que aparecía en rojo el jueves, con más de 2,2 millones de metros cúbicos requeridos. En naranja estaban México (628 000 m3) y Colombia (537 000 m3) y, en amarillo, Argentina (393 000 m3) y Perú (257 000 m3).
El oxígeno medicinal integra la lista de medicamentos esenciales de la OMS, pero el costo del gas y la falta de infraestructura para instalar y mantener el suministro complican el acceso y la distribución.
Brasil, que con más de 226 000 muertos es el segundo país del mundo después de Estados Unidos con más víctimas fatales por la COVID-19 en términos absolutos, la segunda ola de la pandemia agotó las reservas de oxígeno en el selvático estado de Amazonas.
A mediados de enero, la demanda diaria de Amazonas rondaba los 76 000 m3 de oxígeno, pero las empresas proveedoras no conseguían producir más de 28 200 m3.
En la capital Manaos, la única de las 63 ciudades del estado con unidades de cuidados intensivos, decenas de personas murieron en centros de salud por falta de oxígeno.
Desbordadas, las autoridades estatales debieron imponer un toque de queda, mientras el gobierno brasileño evacuó pacientes hacia otros estados, organizó envíos de oxígeno a Manaos, e incluso recibió una donación desde la empobrecida vecina Venezuela.
Perú, que desde mayo enfrenta una falta de oxígeno medicinal, declarado «recurso estratégico» por el gobierno, la mayor demanda provocó que algunas plantas dispararan los precios en más del 300 %.
Actualmente, los tanques de oxígeno de 10 m3 se venden entre 330 y 690 dólares, y el metro cúbico de oxígeno se comercializa entre 5 y 13 dólares.
El gobierno, empresas privadas y la Iglesia han instalado nuevas plantas de oxígeno en Lima y las regiones más afectadas para tratar abastecer a personas y hospitales, pero la penuria persiste.
En México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador está actualmente entre los contagiados de la COVID-19, las autoridades mexicanas aseguran que no han detectado escasez o acaparamiento de oxígeno, pero observaron un aumento del 700 % en la demanda del gas entre el 20 de diciembre y el 20 de enero.
«Hay suficiente del producto, pero no de tanques», dijo a la AFP Jesús Montaño, portavoz de la Procuraduría Federal del Consumidor.
Según esta institución, la variación máxima del precio de venta y renta de tanques en establecimientos formales ha sido entre 5 % y 7 % entre agosto y la última semana de enero.
Pero en el mercado negro, los consumidores denuncian precios abusivos de 45 000 pesos (2 230 dólares) por un tanque de 9 500 litros y 32 000 pesos (1 585 dólares) por otro de 6 000 litros, el triple de lo normal.
Además, presuntos médicos y enfermos promueven en redes sociales la elaboración de dispositivos artesanales, como concentradores de oxígeno a partir de bombas de aire como las de una pecera. Pero especialistas y autoridades advierten contra su uso por su ineficacia y potencial riesgo para la salud.
Nicaragua, donde más de un tercio de la población vive en la pobreza, sufrió una escasez de oxígeno en mayo y junio.
«Era carísimo, un tanque de oxígeno podría costar entre 1 000 y 1 500 dólares. Eso generó una tasa de mortalidad más elevada porque no todos tuvieron capacidad de abastecerse», dijo a la AFP Roger Pasquier, presidente de la Asociación Nicaragüense de Anestesiología.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional de la OMS, descartó esta semana una emergencia generalizada en América Latina debido a la falta de oxígeno por la pandemia.
«Yo no creo realmente que se pueda hablar de una crisis regional de oxígeno», aseguró Sylvain Aldighieri, gerente de incidentes de la OPS.
El experto destacó sin embargo un «impacto importante» de la llegada de enfermos críticos de la COVID-19 a los hospitales en Manaos en las últimas semanas, y en la región andina el año pasado. Y dijo que «la capacidad de producción local de oxígeno en algunos casos no ha sido suficiente para abastecer a los hospitales».
«Algunos países han sido desafiados de manera importante en los últimos meses», dijo Aldighieri a periodistas.
La OPS apoyó a los gobiernos locales, como en Manaos, enviando una cantidad suplementaria de oxígeno medicinal.
En los últimos meses ha donado más de 600 concentradores de oxígeno a más de 20 países de la región. A diferencia de los tanques, que tienen una cantidad limitada de oxígeno y no lo producen, los concentradores garantizan un suministro infinito si están conectados a una fuente de energía.
Y en algunas ocasiones, dijo Aldighieri, la OPS apuntaló el desarrollo de la producción local de oxígeno en zonas remotas, como en la Guajira colombiana.
Expertos de la OPS dijeron a la AFP que los países latinoamericanos que reportaron los mayores problemas de oxígeno han sido Brasil, y Perú, en el pico anterior del brote en la zona amazónica, aunque también señalaron dificultades en Bolivia y Ecuador.
En México hubo «indicios de una crisis de disponibilidad» la semana pasada, pero las autoridades tomaron medidas para contenerla, dijeron.
febrero 05/2021 (AFP) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.