Tras el visto bueno de las autoridades sanitarias europeas, las campañas de vacunación podrán empezar a partir del próximo domingo en Europa continental, después de Reino Unido y Estados Unidos. Un año después de la aparición de la COVID-19, su antídoto ya está disponible, pero todavía persisten múltiples interrogantes.

El desarcoronavirus vacunarollo y la introducción en el mercado de una nueva vacuna tarda normalmente una década, un plazo que se ha reducido a menos de un año para la COVID-19, con la aceleración de la investigación, la producción industrial y la evaluación. Y todo ello gracias a inversiones financieras colosales.

El Reino Unido dio su autorización el 2 de diciembre a la vacuna creada por el estadounidense Pfizer y el alemán BioNTech. Dos semanas después, casi 138 000 personas mayores o personal sanitario habían recibido la primera dosis.

En Estados Unidos, el organismo regulador sanitario (FDA) acordó autorizaciones de urgencia a Pfizer/BioNTech y Moderna. El gobierno prevé que 20 millones de personas estén vacunadas antes de la primera semana de enero.

En total, 16 países y la Unión Europea dieron su luz verde a la propuesta de Pfizer/BioNTech.

Rusia, por su parte, lanzó su campaña el 5 de diciembre, con la vacuna Sputnik V, todavía en su tercera y última fase de ensayos clínicos.

Las autoridades chinas dieron su aprobación al uso en urgencia de algunas de sus vacunas.

En total, 14 vacunas están en la última etapa de desarrollo, la fase 3, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recientemente (un recuento que incluye las que ya están en el mercado).

Tras la autorización el lunes de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para la vacuna Pfizer/BioNTech, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, indicó que la campaña debería empezar a partir del domingo 27 de diciembre de 2020.

A partir del visto bueno a la comercialización, depende de cada país miembro establecer la población prioritaria y la organización logística.

La EMA examinará el 6 de enero el proyecto de estadounidense Moderna.

Desde el 9 de noviembre, cuatro fabricantes informaron de la eficacia de su vacuna: Pfizer/BioNTech, Moderna, la alianza británica AstraZeneca/Universidad de Oxford, y el instituto nacional ruso Gamaleya.

Estas informaciones se basan en la última etapa de los ensayos clínicos, en los que han participado decenas de miles de voluntarios.

Pero los datos científicos detallados y validados solo están disponibles para dos de los proyectos: Pfizer/BioNTech y AstraZeneca/Oxford.

La revista científica The Lancet confirmó a principios de diciembre que la vacuna de AstraZeneca era eficaz en 70 % de media.

Para la de Pfizer/BioNTech, la FDA confirmó en su informe sobre los datos del ensayo su eficacia a 95 %, en dos dosis administradas en un plazo de tres semanas.

Moderna anuncia unas cifras muy parecidas, de 94,1 %. Y la vacuna rusa Sputnik V muestra una eficacia de 91,4 % en sus 39 enfermos (y del 95 % en un número de enfermos no detallado).

La propuesta de AstraZeneca/Oxford tiene la ventaja de que es la más barata (alrededor de 2,50 euros/3 dólares, la dosis).

La de Moderna y de Pfizer/BioNTech conllevan un gran problema logístico, ya que se tienen que almacenar a muy baja temperatura (-20 grados Celsius y -70 grados Celsius respectivamente).

Los expertos aseguran que, con los ensayos clínicos a decenas de miles de voluntarios, ya se habría detectado un problema grave de seguridad. Pero no se pueden excluir efectos secundarios más inusuales.

Según la administración de alimentos y medicamentos de los Estados Unidos (FDA), la vacuna de Pfizer/BioNTech suele causar una reacción dolorosa en el brazo (en 80 % de casos). Hay otros efectos secundarios como el cansancio, dolor de cabeza o muscular, y en pocos casos fiebre.

Este organismo señala que los únicos efectos graves potencialmente causados por el tratamiento son: una herida en el hombro relacionada con la inyección y un caso de inflamación de ganglios. También se han registrado algunos casos graves de reacción alérgica.

La duda más importante es sobre su eficacia a largo plazo, ya que por el momento, ha sido calculada solo de una a dos semanas después de la última inyección.

 «¿Cuánto tiempo durará su protección? ¿Acabará el virus mutando para evitar la vacuna, lo que limitaría su eficacia?», se pregunta una experta británica, Penny Ward (King’s College de Londres), citada por el Science Media Centre (SMC).

También es necesario saber si estas vacunas actúan como barrera a la transmisión del virus, además de reducir la enfermedad en los que la han recibido.

Los expertos de la Unión Europea consideran que las vacunas actuales contra la COVID-19 siguen siendo eficaces frente a la variante detectada en el Reino Unido que, según las autoridades británicas, es más contagiosa.

«Por el momento, no existe ninguna prueba que sugiera» que la vacuna Pfizer/BioNTech «no es eficaz contra la nueva variante», declaró la EMA.

Un mensaje que reiteró el cofundador del laboratorio alemán BioNTech, Ugur Sahin, quien aseguró que su empresa podría suministrar, llegado el caso, «en seis semanas» una vacuna adaptada a la nueva cepa.

 diciembre 23/2020 (AFP). – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

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