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Un acuerdo reciente del Fondo Ruso de Inversión Directa (RFPI, estatal) con la firma farmacéutica privada mexicana Landsteiner Scientific facilitaría la distribución de la vacuna rusa contra COVID-19 Sputnik V, si es aprobada por la entidad reguladora sanitaria del Gobierno del país norteamericano, dijo el subsecretario federal de Salud, Hugo López-Gatell.
«El propósito del acuerdo es que el Gobierno ruso tenga un mecanismo de distribución de la vacuna (Sputnik V), y en ese caso la distribuidora es privada, que no tiene nada que ver con el Gobierno de México«, y la aplicación del acuerdo depende de que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) emita su autorización, dijo en conferencia de prensa el principal vocero de la administración para la pandemia del nuevo coronavirus.
Lo que está ocurriendo, prosiguió el portavoz en su informe diario sobre la pandemia, es que «el Gobierno ruso, que ha estado promocionando su vacuna, ha hecho acuerdos preliminares con una empresa mexicana».
En el marco del acuerdo con el fondo estatal ruso, la empresa del país norteamericano especializada en medicamentos genéricos y biotecnológicos se encargaría de la distribución de 32 millones de dosis de la vacuna y las primeras entregas, «se esperan en noviembre de 2020 cuando se obtenga la aprobación por parte de las autoridades reguladoras gubernamentales mexicanas», indica un comunicado desde Moscú.
En la operación de los acuerdos, si se cumplen todos los requisitos de ley, «el Gobierno (mexicano) no tiene nada que decir al respecto, qué bueno que se haga porque eventualmente podría facilitar el acceso a la vacuna», explicó el responsable mexicano.
López-Gattel anunció que sostendrá una reunión con las autoridades de Moscú «para comentar sobre la vacuna rusa». Cualquier cantidad de dosis, sean 32 o 100 millones, «todas tienen que pasar por la verificación sanitaria, de análisis de riesgos sanitarios», subrayó el responsable federal mexicano.
En la Cofepris existe el Comité de Moléculas Nuevas, integrado por «expertos y científicos que deben tener independencia de cualquier otro interés, por ejemplo comercial, sobre los productos que evalúan», detalló.
Este comité es el que hace las recomendaciones a la Comisión de Autorización Sanitaria de la Cofepris, encargada de dar el dictamen de autorización final.
Nunca ha ocurrido en la historia del citado Comité, excepto en una ocasión, que la Comisión de Autorización de Cofepris actúe en sentido diferente de la recomendación emitida, recordó López-Gattell. El lapso para resolver una solicitud de autorización puede ser «un par de meses o tres meses», detalló.
Si la evidencia no es suficiente, no es posible recomendar la autorización por parte del Comité de Moléculas Nuevas, ni resolver la solicitud. En ese caso, existe una figura que deja pendiente el permiso, sujeto a una segunda emisión de evidencia, «en busca de calidad seguridad y eficacia».
«No debe haber trabas burocráticas, desde luego, pero no debe haber un trámite que desconozca la calidad de la evidencia científica, o que por alguna clase de presión dé un dictamen favorable, cuando no hay razonable garantía de seguridad de la eficacia y calidad de los productos», puntualizó López-Gatell.
El pasado 11 de agosto Rusia registró oficialmente su primera vacuna contra la COVID-19, desarrollada por el Centro de Epidemiología y Microbiología Gamaleya.
septiembre 10/2020 (Sputnik). Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.