En el capitalino Casco Antiguo, una tarja honra la memoria del médico cubano Carlos J. Finlay (1833-1915), descubridor del agente trasmisor de la fiebre amarilla, enfermedad responsable de muchas muertes durante la construcción del canal de Panamá.

Carlos J. FinlayJusto a la orilla de la entonces batería de cañones, un mausoleo en la Plaza Francia recoge la historia de la etapa del canal francés a través de sus protagonistas, entre los que se encuentra el médico camagüeyano, cuyo descubrimiento en 1881 «no solo marca una época en la historia científica del mundo, sino que es de especial significación para Panamá».

Más adelante el grabado de la tarja, escrito por el educador José Daniel Crespo, afirma: «Sin este descubrimiento que hizo posible el saneamiento de las zonas tropicales, la gran obra del Canal de Panamá no habría podido hacerse sin ingente sacrificio de vida. El pueblo y gobierno de Panamá, agradecidos del ilustre sabio cubano, perpetúan su recuerdo».

De esta forma, la nación centroamericana hizo justicia a una hazaña que por años quisieron atribuirles a científicos estadounidenses, aunque desde antes el vínculo entre el mosquito Aedes aegypti y la enfermedad fue identificado por Finlay, al igual que los principios para controlar el contagio y la propagación de este mal.

No fue solo la tecnología y un diseño mejor adaptado a la difícil geografía panameña lo que le permitió a Estados Unidos triunfar el 15 de agosto de 1914, fecha de inauguración de la ruta interoceánica, sino las estrategias sanitarias y habilidades para acabar con el paludismo y la fiebre amarilla, en la que Cuba también aportó su granito de arena.

Según cifras oficiales, ambas enfermedades provocaron más de 22 mil muertes durante la administración francesa, por lo que algunos expertos consideran que esta es la primera crisis sanitaria en su historia que enfrentó la nación istmeña.

Aunque desde 1868 desarrolló importantes estudios sobre la propagación del cólera en La Habana, entre otras investigaciones epidemiológicas, el principal aporte de Finlay a la ciencia mundial fue la explicación sobre el modo de transmisión de la fiebre amarilla: la hembra de la especie de mosquito que hoy se conoce como Aedes aegypti.

Por sus estudios y aportes científicos, el insigne científico y médico cubano fue propuesto en varias ocasiones para el Premio Nobel de Medicina, además de ser Miembro De Mérito de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, donde expuso por primera vez su descubrimiento.

agosto 22/ 2020 (Prensa Latina) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

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