El responsable del grupo de la Universidad de Oxford que trabaja con el candidato más avanzado para la vacuna destaca las ventajas del nuevo sistema de desarrollo de vacunas.

vacuna COVID“Lo que estamos haciendo no se ha hecho nunca: tener disponibles mil millones de dosis de una vacuna al año de identificarse un nuevo virus”, ha afirmado Adrian Hill, que dirige el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford. Su grupo fue el primero en llevar a ensayo clínico una vacuna contra el virus del Ébola en el brote de 2014 que sufrió África occidental.

Ahora utilizan su amplia experiencia en inmunizaciones para poner a punto lo que podría ser la primera vacuna eficaz contra el SAR-CoV-2.

Todos están colaborando para acelerar el proceso: autoridades reguladoras, comités de ética, productores. Estamos asistiendo a un sistema diferente, a mi juicio mejor, para desarrollar vacunas, del que podríamos aprender para conseguir otras en las que llevamos mucho tiempo trabajando, como la del paludismo.

El profesor Hill ha participado en una jornada online organizada por la Sociedad Española de Reumatología (SER),

dentro de un ciclo de seminarios sobre COVID-19, que se ha centrado en las vacunas contra el nuevo coronavirus.

La vacuna que desarrollan los investigadores de la Universidad de Oxford, en alianza con la farmacéutica AstraZeneca, se basa en el adenovirus de chimpancé ChAdOx1, que expresa la proteína Spike del coronavirus SARS-CoV-2. Optan por usar este vector viral en lugar de un virus humano, porque “la gran mayoría de las personas ya tenemos anticuerpos frente al adenovirus humano” lo que comprometería la eficacia de la inmunización. Se trata de un vector que se ha ensayado para otras vacunas, entre ellas, la del paludismo y la del virus del Ébola, por lo que su seguridad está acreditada desde hace años.

La experiencia con vacunas de adenovirus de chimpancé, ha destacado Hill, indica que a menudo son eficaces con una sola dosis, “lo que agilizaría la inmunización de la población en esta situación pandémica”. Además, es una vacuna permite un proceso de producción escalable, facilitando su disponibilidad en diferentes partes del mundo.

Hill ha repasado los estudios preclínicos llevados a cabo en modelo murino y primate no humano, que han demostrado la seguridad, incluidos los estudios con macacos, que realizaron en el Laboratorio Rocky Mountain, en Montana, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses. Estos controles de seguridad tenían un especial interés, puesto que en otras vacunas desarrolladas frente al corovonavirus causante del brote del SARS de 2003 se habían observado efectos adversos relevantes.

Hill ha resumido también los resultados positivos de seguridad e inmunogenicidad alcanzados en los ensayos clínicos que empezaron con 1 100 individuos en fase I/II a finales de abril y han continuado durante el pasado mes hasta alcanzar la fase II/III; en esta fase, que compara la actividad de la vacuna frente a placebo, el estudio se amplía a menores de 18 años y a mayores de 70 años, un colectivo de especial vulnerabilidad frente al coronavirus, como ha recordado.

Debido a que las actuales medidas preventivas han reducido la transmisión del virus en Reino Unido, se han planeado ya ensayos en países donde el virus está circulando con altas tasas de incidencia, como es el caso de Brasil. Si  en septiembre, los datos de estos ensayos son positivos, la compañía farmacéutica AstraZeneca, que ha cerrado un acuerdo con la Universidad de Oxford, confía en producir dos mil millones de dosis.

“Si tenemos resultados positivos a principios de septiembre, podríamos conseguir algún tipo de autorización de emergencia, que llevaría entre tres y seis semanas. Así que, en el mejor escenario, las primeras dosis de la vacuna podrían estar disponibles en octubre”, ha avanzado, si bien la cuestión clave, a su juicio, es “¿quién va a recibir los primeros cien millones de dosis de vacunas? ¿Quién lo va a decidir? […] No tengo la respuesta a esta pregunta, pero merece una discusión profunda en octubre, si se cumple el mejor escenario”.

David M. Salisbury, del Instituto Real de Asuntos Internacionales, y hasta 2013 director de Inmunización en el Departamento de Salud británico, ha opinado, sobre la base de su experiencia en otras campañas de vacunación, que “la cuestión nunca es quiénes recibirán las primeras dosis, sino si tendremos suficientes dosis para alcanzar a toda la población en la que se recomienda la vacunación”.

Diferente a la viruela

El profesor Salisbury considera factible, y deseable, que lleguen al mercado al mismo tiempo diferentes vacunas contra el coronavirus, pero ha reseñado dos aspectos que dificultan la lucha contra el SARS-CoV-2, y que complicarán que se reproduzca el éxito obtenido con la viruela.

Las principales diferencias con respecto a la erradicación de la viruela, cuyo avance pudo detenerse en todo el mundo con la vacuna, reside, por un lado, en que con la viruela “se pueden identificar los casos antes de que se conviertan en infecciones graves, con lo que a través de la cuarentena, sin ni siquiera contar con la vacuna, ya se podía detener una parte importante de la transmisión, y, en segundo lugar, el empleo de la aguja bifurcada para la vacunación requería menos material en cada dosis lo que permitió una mayor disponibilidad de la vacuna para más población”

“Ahora estamos en una situación muy diferente con el SARS-CoV-2, a no ser que se consiga disponer de una cantidad increíble de dosis y de forma increíblemente rápida”.

El encuentro ha contado también con la participación de los dos investigadores principales que trabajan en sendas propuestas de inmunización en España. Por un lado, el equipo de Luis Enjuanes, en el Centro Nacional de Biotecnología, busca una versión atenuada del SARS-CoV-2, al que se ha eliminado los genes de virulencia. Asimismo, el profesor Mariano Esteban, también en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB), encabeza otro grupo de investigadores que utilizan como vector viral una cepa atenuada del virus Vaccinia –MVA, familia del virus de la viruela- al que se insertan genes del SARS-CoV-2. Ambas vacunas han arrojado datos positivos de eficacia en modelos animales.

junio 24/2020(Diario Médico)

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