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Expertos reconstruyeron un virus primitivo efectivo a la hora de suministrar terapias genéticas al hígado, músculos y retina, divulgó Noticias de la Ciencia y la Tecnología. La revista explica que este avance podría ser utilizado para diseñar terapias genéticas que sean más seguras y potentes que las actualmente disponibles por la comunidad científica.
El estudio es liderado por el Instituto Schepens de Investigación Ocular, adscrito a la Universidad Harvard, en Estados Unidos.
«Debido a su naturaleza un virus puede ser un sistema ideal de suministro para la terapia genética. A fin de sobrevivir, el virus debe infiltrarse sin ser detectado en un organismo anfitrión y transferir su material genético a las células de este, las cuales utilizará para reproducirse y proliferar», explica el articulista.
Aprovechándose de este comportamiento innato, los investigadores pueden insertar genes terapéuticos, y luego dejar que estos trasladen los genes a las células o tejidos de interés dentro de un cuerpo humano.
Hasta ahora, los virus de un tipo utilizado para la terapia genética (virus adeno-asociados) eran elegidos entre los que circulan de forma natural entre la población humana.
«El problema es que si los pacientes estuvieron expuestos a uno, es probable que sus cuerpos lo reconozcan y pongan en marcha un ataque, destruyéndolo antes de que puedan suministrar la terapia», continuó el texto.
Modificar los benignos a fin de que resulten irreconocibles para el sistema inmunitario, puede incrementar el número de personas para las cuales una terapia genética determinada funcionará.
Sin embargo, los esfuerzos por modificar y mejorar la acción de los adeno-asociados para terapias genéticas fueron obstaculizados por la estructura intrincada de estos virus.
Los expertos afirman que como piezas de un rompecabezas, cada una de las proteínas en la carcasa del virus debe encajar perfectamente para que este funcione con normalidad.
«Alterarlas en una parte del virus para alcanzar un cierto beneficio, como transferencia genética eficiente, o menor detección por parte de las células inmunitarias anfitrionas, puede acabar destruyendo la integridad estructural de toda la cápside», concluyó el documento.
junio 18/2020 (PL). Tomado del Boletín de Prensa Latina: Copyright 2015 Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.