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Un fármaco en investigación parece eficaz frente a diversos coronavirus, incluido el SARS-Cov-2, causante de la pandemia de coronavirus.
Aún se conoce con una nomenclatura experimental, pero los científicos que trabajan en el desarrollo del consideran que podría ser el nuevo Tamiflu, en alusión a su potencial eficacia antivírica y baja toxicidad.
Este candidato a fármaco se ha probado en células pulmonares y de las vías respiratorias humanas y también en ratones. Los resultados indican que podría tener una acción panespecífica en varios patógenos de la familia de los coronavirus, incluidos el SARS-CoV y el MERS-CoV, además del SARS-CoV-2, causante ya de más de un millón de infecciones y al menos 58 000 muertes en una pandemia mundial.
La molécula, dicen los investigadores en un trabajo que acaba de hacer público Science Translational Medicine, parece similar al remdesivir, antiviral que se ensaya ya en la clínica. Ambos fármacos actúan como análogos de los ribonucleósidos –componentes esenciales del ARN- impidiendo así la replicación del virus. No obstante, esta nueva molécula, a diferencia del remdesivir que se administra por vía intravenosa, puede desarrollarse como un fármaco oral.
Timothy Sheahan, de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, es el primer firmante de este trabajo.
Los investigadores comprobaron primero la actividad del EIDD-2801 contra el SARS-CoV-2 y el MERS-CoV en células epiteliales pulmonares humanas, y también frente a esos virus y el SARS-CoV en células del epitelio respiratorio humano. En ambos experimentos, la molécula inhibió la replicación coronavírica sin generar efectos tóxicos en las células.
En una siguiente fase de la investigación, administraron la molécula por vía oral a ratones bien antes de la infección o durante las 48 horas siguientes, y hallaron una mejoría en la función pulmonar, así como una reducción de la carga viral y evitaron la pérdida de peso en los animales.
En concreto, al darse a los animales como profilaxis, EIDD-2801 evitó lesiones pulmonares graves. Si se administró como tratamiento, a las 12 ó 24 horas siguientes del comienzo de la infección, redujo el grado de daño pulmonar y la pérdida de peso en ratones. Se espera que esa ventana de oportunidad sea mayor en humanos, porque el período entre el inicio de la enfermedad COVID-19 y el fallecimiento también es más largo que el de los animales.
No obstante, en el trabajo no se examinó la eficacia del fármaco transcurridas 48 horas. Lo normal, tras estos experimentos, es iniciar investigaciones en primates no humanos.
Sin embargo, apunta Sheahan, “puesto que estos no son tiempos normales, se podría pasar al siguiente paso y evaluar la molécula bajo el uso compasivo en ensayos clínicos. El objetivo es atacar directamente al virus, reducir síntomas, detener la patogénesis y salvar vidas”.
De esta forma, los estudios clínicos de EIDD-2801 en humanos podrían comenzar sin mucha demora, y si tienen éxito, el medicamento además de limitar la propagación del SARS-CoV-2, podría también controlar futuros brotes de otros coronavirus emergentes.
«Con la aparición de tres nuevos coronavirus humanos en los últimos 20 años, es probable que sigamos viendo más», dice Sheahan. «EIDD-2801 promete no solo tratar a los pacientes con la COVID-19 en la actualidad, sino tratar nuevos coronavirus que puedan surgir en el futuro».