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La revista NEJM publica los detalles del tratamiento del primer paciente infectado en Estados Unidos. En Science, un equipo de investigadores chinos desvela la estructura que permite al SARS-CoV-2 entrar en la célula que infecta.
La revista The New England Journal of Medicine detalla el caso del primer paciente infectado por el SARS-CoV-2 en Estados Unidos, un varón de 35 años que había regresado de un viaje a Wuhan.
El equipo de Investigación del COVID-19 del Estado de Washington que firma este análisis indica que la radiografía tomada en el día cinco de su hospitalización, mostró evidencias de neumonía en el lóbulo inferior del pulmón izquierdo.
Esos hallazgos de imagen coincidieron con un cambio en su función respiratoria, que inició un declive hasta requerir suplementación de oxígeno. A medida que el paciente evolucionó hacia una neumonía grave y persistía el virus en el organismo, los médicos intentaron por la vía del uso compasivo un tratamiento con remdesivir (un antiviral en desarrollo). Según informan los médicos, la terapia mejoró el estado del enfermo y resolvió todos sus síntomas, con excepción de la tos, a día 30 de enero (el paciente había acudido al centro médico por los primeros signos de la infección el 19 de ese mes).
Este primer caso ha dado pie al inicio de estudios clínicos para determinar la eficacia de este nuevo fármaco.
Describen la puerta de entrada del coronavirus en la célula humana
A diferencia de otros coronavirus con los que ya convivimos, y que causan resfriados comunes, el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 no se limita a afectar el tracto respiratorio superior, sino que tiene capacidad para colonizar los pulmones, causando neumonía.
Los investigadores sospechan que esto es posible gracias a que el virus puede unirse al receptor de la enzima conversora de la angiotensina II (ECA-2), a través del cual infecta a la célula.
El receptor de la ECA-2 se encuentra en diversos tipos celulares, incluidas las epiteliales de las vías respiratorias y de los pulmones (neumocitos tipo II)
Ahora, la estructura de ese receptor que constituye la puerta de entrada del virus a la célula humana se describe en un estudio en Science.
Un equipo de científicos chinos, encabezados por Renhong Yan, del Centro de Estudios Avanzados de Hangzhou, ha captado mediante criomicroscopía electrónica la estructura de la unión del SARS-CoV-2 con esta proteína situada en la membrana celular.
El primer paso del nuevo coronavirus al infectar consiste en la unión de su proteína en forma de “S” con el receptor de la ECA en la célula humana. Ese paso ya estaba descrito, pero ahora los científicos chinos lo completan con el siguiente, al desvelar la estructura íntegra del ECA-2.
La ECA-2 funciona en presencia de un transportador de aminoácidos llamado B0AT1. Ese complejo ECA-2- B0AT1 es bastante similar, aunque no del todo, con el dominio de unión al receptor celular de otros coronavirus, como el que causa el SARS. De hecho, en otro estudio reciente también se mostraba una mayor capacidad de unión del nuevo coronavirus con la ECA-2, con respecto a la exhibida por el otro patógeno.
“Nuestros hallazgos no solo arrojan luz sobre la comprensión mecanicista de la infección viral”, dicen los autores, “sino que también facilitarán el desarrollo de técnicas de detección viral y posibles terapias antivirales”.
Expansión ambiental
Los brotes nosocomiales y las rutas de transmisión del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (causante de la enfermedad COVID-19) todavía no están del todo establecidas. La revista JAMA publicó ayer la experiencia de unos microbiólogos del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas de Singapur, que indica que la expansión ambiental del virus es amplia y que parece realizarse no solo a través de las gotitas de Flügge sino también por las heces. Los autores de este análisis sugieren que “el entorno es un medio potencial de transmisión y apoya la necesidad de una adherencia estricta a la higiene ambiental y de manos”.
Los virólogos realizaron esta prueba en las habitaciones de tres pacientes que estaban aislados por el coronavirus, a raíz de la comunicación de varios brotes de infección nosocomial comunicados desde China.
Ninguno de los pacientes tenía neumonía, aunque sí presentaban las vías respiratorias superiores afectadas. Dos de ellos tenían síntomas moderados que incluían tos y fiebre, mientras que otro presentaba una cara más suave de la enfermedad, y prácticamente solo tenía tos.
Precisamente la habitación de este último paciente se analizó durante varios días antes de que se realizara la limpieza rutinaria diaria.
Los investigadores hallaron que casi el 90 % de todos los muebles y enseres, incluyendo ventanas, suelo, lámparas y sillas, daban positivo para el virus. Además el 60 % de la superficie de los inodoros también albergaban al patógeno.
En cambio, al analizar las habitaciones de otros dos pacientes aislados también por el coronavirus después de haberse limpiado, no encontraron presencia del patógeno, lo que indica, según escriben los autores, que “las medidas descontaminantes actuales son suficientes”.