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Comer fuera de casa, al menos una vez al día, se ha convertido en algo habitual y rutinario para la mayor parte de las personas. Algo que anteriormente era excepcional, lo sigue un 77 por ciento de las 1 200 de personas que han participado en la última Encuesta sobre hábitos de alimentación y autopercepción de la obesidad en España que ha realizado la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO-SEO), hecho que ha cambiado el paradigma del sobrepeso y de la obesidad, según Francisco Tinahones, presidente de la citada organización, quien ha subrayado que “desayunar fuera de casa aumenta en un 17,8 por ciento el riesgo de ser obeso”. Los datos, que se han presentado en Madrid, también señalan que el 5,7 por ciento de las personas obesas desayunan en bares o restaurantes.
En el estudio, el 63 por ciento de personas que realiza diariamente alguna de las tres comidas habituales fuera de casa, el 77 por ciento de los encuestados, no introduce verdura o ensalada como plato principal, lo sustituye por carne o pescado-y muy escasas veces como acompañamiento: solo en un 28 por ciento de los casos. Las cifras se incrementan cuando se trata de personas obesas frente a normopesos: solo un 20 por ciento de obesos incluye verdura o ensalada como comida principal frente al 30 por personas con peso normal. Como acompañamiento, lo contempla un 15 por ciento obesos frente al 40 por ciento de normopesos.
En el capítulo postres, el 40 por ciento de personas con obesidad o sobrepeso y el 25 por ciento de normopesos se decanta por un dulce. La fruta solo es una opción para el 8 por ciento de obesos y para el 20 por ciento de los que tienen un peso normal.
Factores sociales y familiares
Según Tinahones, estos datos ponen de manifiesto su relación con el incremento del riesgo de obesidad: en un 40 por ciento si no se eligen verduras o ensaladas como plato principal, y en un 20 por ciento si se opta por el dulce como postre.
Susana Monereo, secretaria de la SEEDO-SEO, ha puesto de relieve que en los últimos años se han producido fenómenos que cambian el paradigma y que varían los factores de riesgo tradicional, muy relacionados con la genética. Además de los aspectos económicos, influyen los sociales, los familiares y los comportamentales. De hecho, el 52 por ciento de los encuestados tiene familiares con obesidad y el 40 por ciento amigos obesos. “El entorno familiar es un elemento decisivo. Si tú eres obeso es muy probable que tu hijo también lo sea en un 12 por ciento de los casos”.
Igualmente, tener un amigo obeso eleva el riesgo de padecer obesidad en un 13 por ciento, “por la transmisión de hábitos que favorecen la obesidad”. En la encuesta, un 63 por ciento de los obesos dice tener amigos con obesidad, lo que demuestra que “los hábitos tienen aquí más peso que la genética”.
Nula autopercepción
Se calcula que el 2 por ciento de la población en España es obesa. Sin embargo, más del 50 por ciento de estos no reconocen tener obesidad, hecho que se reproduce en el 70 por ciento de las personas que tienen sobrepeso: consideran que están bien o delgadas. “La obesidad no se percibe como enfermedad, lo que conlleva a no buscar apoyo médico, retrasándose el diagnóstico y el tratamiento y, por tanto, conseguir que esta enfermedad se convierta en crónica”, recalca Monereo.