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A las bacterias comunes de la boca responsable de la periodontitis aguda les va mejor cuando se combinan con bacterias y otros microbios que viven en cualquier lugar que no sea la boca, incluidas algunas que se encuentran comúnmente en el colon o en la suciedad, según una investigación dirigida por el Instituto de Tecnología de , Estados Unidos.
Las bacterias del microbioma oral, por el contrario, compartieron alimento y ayuda de manera menos generosa con el infector de encías Aggregatibacter actinomycetemcomitans (Aa). El estreptococo Aa, al igual que muchas bacterias conocidas por causar infecciones, vive pacíficamente en la boca, y en ciertas circunstancias se puede convertir en infeccioso.
Por ello, los investigadores quisieron saber más sobre como Aa interactuaba con otros microbios para obtener información que eventualmente pueda ayudar a combatir la periodontitis aguda y otras dolencias. Publicaron sus resultados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).
La periodontitis es la infección humana más frecuente en el planeta después de las caries, ha destacado el profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas de Georgia Tech e investigador principal del estudio, Marvin Whiteley. Esos microorganismos entran en el torrente sanguíneo todos los días, y ha habido una larga y notoria correlación entre la mala higiene bucal y la prevalencia de enfermedades del corazón, ha explicado.
Emparejamiento natural
Las investigaciones previas sobre las bacterias bucales se han centrado en sus cooperaciones, pero los investigadores se preguntaron cómo interactuarían los microbios con otros con los cuales no han evolucionado conjuntamente.
Para ello, los investigadores manipularon y rastrearon aproximadamente 2 100 genes de Aa usando una tecnología emergente de etiquetado de genes, mientras emparejaban a Aa con otros 25 microbios, algunos de la boca y otros de algunas partes del cuerpo o incluso del medio ambiente. Así, los investigadores combinaron Aa con la bacteria de la boca X, Aa más la bacteria del colon Y, Aa más el hongo de tierra Z, y así sucesivamente.
Queríamos ver específicamente qué genes Aa necesitaba para sobrevivir en cada asociación y cuáles podrían prescindir de ella porque estaba recibiendo ayuda de la pareja, ha indicado la investigadora postdoctoral en el laboratorio de Whiteley y primera autora del estudio Gina Lewin.
Para conocer si Aa interactuaba bien o mal con otro microbio, los investigadores analizaron, mientras infectaban a un ratón, cada uno de los genes de Aa necesarios para la supervivencia; cuando Aa era el único infector, cuando se asociaba con otra bacteria bucal y cuando se combinaba con un microbio del colon, la suciedad o la piel.
Cuando Aa estaba solo, necesitaba un cierto conjunto de genes para sobrevivir, como para respirar oxígeno, ha revelado Lewin. Fue sorprendente que cuando Aa estaba con este o aquel microbio que normalmente no vivía, ya no necesitaba muchos de sus propios genes. El otro microbio le estaba dando a Aa aquello que necesitaba, por lo que no tenían que hacerlo ellos mismos, ha explicado.
Sin embargo, las interacciones entre vecinos habituales, como otras bacterias bucales, parecían más frugales. Aa necesitaba mucho más de sus propios genes para sobrevivir a su alrededor, a veces más que cuando estaba solo, ha contrastado Whiteley.
Los investigadores han afirmado que los resultados del estudio apuntan a que no todas las relaciones entre las bacterias son cooperativas. Asimismo, han señalado que el tabaquismo, la falta de higiene o la diabetes, todos asociados con la enfermedad de las encías, podrían dañar los microbiomas defensivos y permitir que las bacterias externas ayuden a Aa a atacar el tejido de las encías.
octubre 01/2019 (Europa Press) -Tomado del Boletín temático en Medicina. Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.