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Investigadores de la Universidad de Texas (UTHealth), Estados Unidos, han comprobado que células de la médula ósea utilizadas para tratar el accidente cerebrovascular isquémico en un ensayo ampliado de Fase I no solo son seguras y factibles, sino que también consiguen una recuperación mejorada en comparación con un historial histórico similar del grupo de control, según publican en la revista Stem Cells.
Además, se recogió por primera vez con imágenes por resonancia magnética con tensores de difusión la reparación de los tractos del nervio motor que se extienden desde el cerebro a través de la médula espinal, explica el equipo del Centro de Ciencias de la Salud de la UTHealth.
En la típica lesión por accidente cerebrovascular, se puede ver la degeneración de las vías nerviosas donde se adelgaza, detalla Sean I. Savitz, director del Instituto de Accidentes Cerebrovasculares y Enfermedades Cerebrovasculares y profesor de neurología de la Facultad de Medicina McGovern en UTHealth.
Lo que nos sorprendió fue que después de tres a seis meses, pudimos ver que los tractos se engrosaron nuevamente en algunos enfermos.
Por lo general, añade, no vemos el mismo nivel de respuesta en enfermos con accidentes cerebrovasculares tan graves, pero se necesitará más investigación para determinar si el retorno de los tractos nerviosos se debe al tratamiento celular o parte de la recuperación natural.
El equipo también informó que los enfermos en el grupo tratado con células tuvieron una mejora de 1 punto en el puntaje de Rankin modificado del Día 90, una escala de 6 puntos considerada el estándar de oro para calificar la recuperación del accidente cerebrovascular y la discapacidad.
El estudio piloto, que comenzó en 2009, fue el primero de su tipo en utilizar las células de médula ósea del enfermo. Los resultados de los primeros 10 enfermos se publicaron en 2011 en Annals of Neurology. El último artículo incluyó resultados de 25 enfermos, que recibieron una dosis intravenosa de sus propias células de médula ósea dentro de las 72 horas posteriores a los primeros síntomas de accidente cerebrovascular.
Fueron seguidos durante un año después del tratamiento y los resultados se compararon con un grupo de control de 185 enfermos con accidente cerebrovascular isquémico agudo que recibieron tratamiento convencional solamente. La investigación mostró que no se observaron eventos adversos graves definidos relacionados con los procedimientos en ninguno de los 25 enfermos.
Los autores destacan que el potencial regenerativo de las células mononucleares de la médula ósea se atribuye a varios mecanismos que afectan la recuperación del accidente cerebrovascular y está respaldado por amplios estudios preclínicos que Vahidy analizó en un estudio publicado en Stroke, la revista American Heart Association en 2016.
Las células migran al sitio de la lesión y libera proteínas que disminuyen la inflamación que dificulta el proceso de curación. Las células de la médula ósea también son fácilmente susceptibles de infusión autóloga, lo que elimina la necesidad de medicamentos inmunosupresores.
Según nuestros hallazgos, es factible realizar una recolección de médula ósea y luego infundir las células en una amplia gama de enfermos con accidente cerebrovascular, señala Savitz. Se necesitan ensayos clínicos aleatorios bien diseñados para evaluar aún más la seguridad y la eficacia de este enfoque novedoso para mejorar la recuperación del accidente cerebrovascular.
setiembre 24/2019 (Europa Press) – Tomado del Boletín temático en Medicina. Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.