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El estudio NZOTACS presentado en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) ha demostrado que no hay diferencia en mortalidad a 30 días en enfermos con sospecha de infarto que reciben un protocolo de oxígeno elevado frente a los que reciben oxígeno limitado.
El autor del estudio, Ralph Stewart, profesor honorario de medicina de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, ha destacado que es improbable que el oxígeno beneficie a enfermos que tienen un nivel de saturación normal del oxígeno en sangre. Podría ser útil si los niveles de saturación bajan por debajo del 95 por ciento, especialmente en enfermos que están teniendo un infarto masivo, con elevación del segmento ST. Aunque son precisos más estudios para confirmar este beneficio, ha recalcado.
Otro ensayo destacado que se ha presentado en la reunión científica es CONDI-2/ERIC PPCI, con 5 401 enfermos. Los resultados demuestran que, en enfermos con infarto con elevación del segmento ST tratados con intervención coronaria percutánea primaria, el condicionamiento isquémico remoto no logra beneficios clínicos.
Hans Erik Botker, del Hospital Universitario de Aarhus, Dinamarca, e investigador principal del estudio, ha indicado que el reto de futuro debe centrarse en el abordaje del daño por isquemia-reperfusión. Debemos identificar dianas cardioprotectoras novedosas e innovadoras en estos enfermos. Y podríamos incluir tratamientos combinados para múltiples dianas, ha propuesto.
Utilidad de la prueba de troponina
Por su parte, Nicholas Mills, profesor de cardiología de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido, ha presentado los resultados del estudio HISTORIC, el primer ensayo aleatorizado que ha evaluado la eficacia y seguridad de la implementación de una vía temprana de descarte para infarto de miocardio en enfermos consecutivos con sospecha de síndrome coronario agudo.
Esta vía incluye una prueba de troponina cardiaca de alta sensibilidad con umbrales separados de estratificación del riesgo, que se comparó con el percentil 99 y con pruebas seriadas. Su implementación redujo tanto el tiempo de estancia hospitalaria (en 3,3 horas) como el ingreso (el aumento del alta en urgencias aumentó un 57 por ciento), sin aumentar los eventos cardiacos adversos en un año, ha detallado.
En su opinión, la utilización de esta herramienta tendrá enormes beneficios tanto para los enfermos como para los proveedores sanitarios, dada su eficacia y seguridad.
setiembre 06/2019 (Diario Médico)