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Los bulos en fotoprotección aumentan el riesgo de quemaduras solares y cáncer de piel, según ha advertido el Instituto Salud sinBulos y la Asociación de Profesionales de la Farmacia (ASPROFA), que han editado un Decálogo de bulos en fotoprotección para desmontar las falsas creencias y concienciar sobre el uso correcto de los protectores solares.
Hay mucho desconocimiento sobre qué significa el factor de protección solar (FPS) y eso permite que se generen bulos y falsas creencias. También hay desinformación sobre los fototipos y la exposición solar. Se cree erróneamente, que las pieles muy morenas o negras, no se queman y, aunque es cierto que no es frecuente también pueden quemarse, además de sufrir otros efectos dañinos de una radiación solar sin protección, advierte la secretaria de ASPROFA, María José Cachafeiro.
Por ejemplo, los expertos advierten de que los fotoprotectores no son válidos de un año para otro, o que el factor de protección solar indica el tiempo de protección. Refleja cuantas veces más podemos estar expuestos al sol, para producir el mismo efecto de eritema o enrojecimiento, que si no hubiéramos aplicado el protector solar. Es decir, si el primer día que nos ponemos al sol aguantamos 10 minutos sin quemarnos, con un protector solar del 30, podríamos aguantar 30 veces más. Este índice se refiere solo a la protección frente a los rayos ultravioleta (UVB), explican.
Además, niegan que existan protectores que bloqueen totalmente la radiación, o que dos cremas con factor de protección solar (FPS), sumen su actividad contra el sol. Si aplicamos un producto con FPS 20 y otro con FPS 30 no lograremos protegernos el equivalente a un producto con FPS 50. Solo conseguiremos la protección que nos confiere el producto con un FPS mayor, recuerda la guía.
También insisten en que una aplicación diaria no es suficiente, ya que la permanencia en la piel es como máximo de 2 horas; y que en invierno y los días nublados también es necesario aplicar un protector solar, ya que la radiación solar atraviesa las nubes, por lo que actúa aunque no haya sensación de calor.
Igualmente, desmienten otro de los mitos más extendidos: Si me aplico protector solar, no me pongo moreno. No existe la protección cien por cien, por lo que siempre habrá una cantidad de radiación solar que nos incida en la piel y que active el sistema de protección natural del cuerpo, la producción de melanina. Estar moreno significa que nuestra piel está siendo agredida por la radiación solar y está fabricando melanina para intentar protegerse, por lo que cualquier grado de bronceado indica que se ha producido daño solar y no es un buen signo, advierten.
En esta misma línea, inciden en que la piel más morena o de raza negra se quema y se necesita aplicar protector. La población de raza negra, o los fototipos más altos, tienen una mayor facilidad para broncearse y una mayor cantidad de melanina del tipo Eumelanina, que tiene un tono más oscuro. Es cierto que se queman con menor facilidad, pero eso no quiere decir que su piel no sufra los efectos dañinos del sol. La radiación solar produce daños en todos los tipos de piel, concluyen.
agosto 20/2019 (Europa Press) – Tomado del Boletín temático en Medicina. Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
Nota:
El factor de protección solar o índice de protección solar indica la fracción de rayos ultravioleta (los causantes de las quemaduras solares) que recibe la piel protegida. Por ejemplo, un «índice de protección solar 15″ significa que un 1⁄15 de los rayos ultravioletas llegará a la piel, asumiendo que el protector solar está distribuido uniformemente. Por tanto, una persona de piel clara que normalmente empieza a quemarse después de diez minutos al sol tardaría 15 veces ese tiempo con un FPS 15 (150 minutos o 2,5 horas)