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Cada año mueren en el mundo alrededor de 6 millones de personas como consecuencia del consumo de tabaco, según las conclusiones de “The economics of tobacco and tobacco control”.
Este informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos (NCI) publicado recientemente insiste en la influencia negativa del tabaco en enfermedades no transmisibles, tales como, enfermedades cardiovasculares, reumáticas, cáncer, diabetes o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Se estima que alrededor de 16 millones de personas mueren prematuramente como consecuencia de estas patologías, en las que fumar supone un factor muy importante a la hora de un fatal desenlace.
El tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir enfermedades reumáticas y autoinmunes sistémicas como osteoporosis, artritis reumatoide (AR), lupus o uveítis; favorece que progresen las espondiloartritis; agrava la fibromialgia; e incrementa significativamente el riesgo de que los pacientes con enfermedades reumáticas sufran enfermedades cardiovasculares. “Hay que tener en cuenta que existe un riesgo inherente debido al propio fenómeno inflamatorio de las enfermedades reumáticas. Si a ello unimos el hábito de fumar, el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular se potencia significativamente en estos pacientes”, ha señalado el Dr. José Luis Andréu, presidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER).
Es muy importante que tanto estos pacientes, como la sociedad en general sean consciente de los daños que produce el tabaco en los sistemas musculoesquelético e inmunitario. Por eso la SER ha puesto en marcha la campaña ‘
Por tus huesos, no fumes’. Una acción de comunicación y sensibilización que se llevará a cabo este año y que en las redes sociales se puede seguir bajo el hashtag #portushuesosnofumes.
Relación del tabaco y las enfermedades reumáticas
Entre sus compuestos activos, un cigarrillo incluye radicales libres que pueden llevar a la inflamación vascular o al desarrollo de enfermedades sistémicas, dos de los desencadenantes de la uveítis (enfermedad responsable del 10% de las pérdidas de visión).
En el caso de la AR se ha demostrado que el tabaco es el principal factor exógeno que predispone a la enfermedad, “multiplica por 4 el riesgo de padecerla, frente a población control que no fume, y si hablásemos del caso de un hijo de un paciente con AR que fume, el riesgo sería casi diez veces mayor”, ha recordado el Dr. Andréu.
Asimismo, se ha observado que los pacientes fumadores con espondiloartritis presentan más lesiones en sus radiografías de columna que los que no fuman. De manera que dejar de fumar mejorará su enfermedad y, por tanto, su calidad de vida.
En otras enfermedades reumáticas de carácter inflamatorio como es el lupus eritematoso sistémico (LES) parece que también el tabaco es un factor relevante en el incremento del riesgo de padecer la enfermedad. “También existen múltiples estudios que demuestran que el tabaquismo influye en la predisposición a padecer osteoporosis y, sobre todo, fracturas óseas a causa de esta enfermedad”, ha indicado el especialista.