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Científicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa han descubierto que los filovirus, familia en que se incluye el ébola, comparten con el VIH una de las rutas de entrada a las células mieloides del sistema inmunitario, y han diseñado anticuerpos que la bloquean.
El principal obstáculo a la hora de diseñar terapias contra virus con una gran variabilidad genética, como el VIH, es la necesidad de actuar simultáneamente contra múltiples dianas del virus para que el tratamiento no pierda eficacia. En el caso del ébola, la complejidad surge porque no se puede prever qué especie va a emerger en cada brote.
Receptores virales de la célula
“Una forma de evitar este escollo es diseñar una terapia contra los receptores virales de la célula, que no cambian”, explica Nuria Izquierdo-Useros, investigadora asociada de IrsiCaixa y colíder del artículo, que ha sido publicado en Nature Microbiology.
“Pero para ello hay que conocer cuáles son esos receptores, y ahora hemos encontrado uno nuevo y diseñado distintos anticuerpos que pueden bloquearlo”, continúa.
El trabajo ha demostrado que los virus de la familia Filoviridae, que engloba las distintas especies del ébola y otros virus que causan fiebres hemorrágicas, utilizan la proteína Siglec-1 para penetrar en las células mieloides del sistema inmunitario, que son las encargadas de iniciar la respuesta de defensa del organismo frente a una infección.
Pérez-Zsolt: «El estudio ha detectado que receptores que se suponía que tenían un papel importante no tieen una contribución tan clara a la infección
Siglec-1 es la misma puerta de entrada que utiliza el VIH para invadir estas células, y fue descubierta en 2012 por el mismo equipo de investigadores: el grupo de Retrovirología y Estudios Clínicos de IrsiCaixa.
Imitar la estructura del virus
Los científicos han trabajado con virus-like particles (VLP) del ébola, que son partículas sintéticas que imitan la estructura del virus pero no tienen su capacidad infecciosa, por lo que pueden manipularse en laboratorios de forma segura.
Así, han demostrado que los anticuerpos bloquean la entrada del ébola en las células mieloides, experimentando con células dendríticas, monocitos y células inmunitarias del tejido linfoide. Estas son las primeras dianas celulares a las que afecta el virus, antes de expandirse hacia órganos y tejidos.
Daniel Pérez-Zsolt, investigador de IrsiCaixa y primer autor del trabajo, señala que la clave de los nuevos anticuerpos es que “serían útiles independientemente de la especie de virus que surgiera. Hemos experimentado con los VLP de la especie Zaire del virus ébola y con VLP del virus de Margurgo y en todas las ocasiones vemos un efecto bloqueante”.
Al mismo tiempo, el estudio ha detectado que “otros receptores que se suponía que tenían un papel importante no tienen una contribución tan clara en la infección de las células mieloides del sistema inmunitario”, añade.
Varias rutas de entrada a la célula
El próximo paso, señalan los científicos, será probar los anticuerpos con virus reales en modelos animales y en laboratorios de nivel 4 de bioseguridad, el máximo existente y necesario para trabajar con un virus de la capacidad infecciosa del ébola.
De confirmarse los resultados, los anticuerpos podrían utilizarse para prevenir o tratar la infección, en terapias combinadas con otros fármacos porque Siglec-1 no es la única ruta de entrada en las células.
“Un antiviral contra el ébola tiene que ser eficaz contra todas las puertas de entrada del virus, y éstas aún no han sido totalmente identificadas. Hay que cerrar todas las vías de entrada, y nosotros de momento ya lo hemos conseguido con una”, señala Javier Martínez-Picado, investigador Icrea en IrsiCaixa y responsable del grupo que ha liderado el trabajo.
junio 11/ 2019 ( Redacción Médica)