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El ejercicio regular podría retrasar la progresión de una forma hereditaria rara de enfermedad de Alzheimer de inicio precoz, la autosómica dominante.
Los investigadores examinaron los datos de 275 sujetos, con una edad media de 38 años, que portaban una mutación genética de la enfermedad (PSEN1, PSEN2 o APP). El objetivo era comprobar si al menos 150 minutos semanales caminando, corriendo, nadando o haciendo otro ejercicio podrían ayudar a retrasar o ralentizar la progresión de la enfermedad.
Se observó que los participantes que realizaban más actividad física alcanzaban una mejora de 3,4 puntos en el test minimental (MMSE). También tenían en el líquido cefalorraquídeo unos niveles más bajos de biomarcadores clave de la enfermedad de Alzheimer, incluyendo la proteína tau.
Según los autores, la actividad física regular puede desempeñar un importante papel en el retraso de la progresión de la enfermedad de Alzheimer autosómica dominante, por lo que debería aconsejarse a los individuos con un riesgo genético de demencia que llevaran un estilo de vida físicamente activo. El estudio fue publicado por Alzheimers Dement 2018.
octubre 28/2018 (neurologia.com)