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Los nuevos tratamientos farmacológicos dirigidos a combatir trastornos como la enfermedad de Parkinson se suministran oralmente, lo que resulta en una distribución del fármaco muchísimo menos concentrada de lo que sería idóneo, o mediante grandes cánulas, que tampoco son capaces de proporcionar dosis con precisión a regiones específicas.
Como resultado, pacientes con trastornos neurológicos y psiquiátricos a menudo no se benefician debidamente de las terapias por un suministro inadecuado del fármaco a la región afectada.
Para apuntar una posible solución, un grupo de investigadores ha desarrollado herramientas que permitirían el suministro preciso de nanolitros de fármacos a las estructuras cerebrales profundas a través de microsondas implantadas de forma crónica. También ha desarrollado técnicas de visualización usando tomografía por emisión de positrones para medir el volumen de la región cerebral abarcada por cada inyección.
Los científicos han diseñado cánulas que son compatibles con sistemas de resonancia magnética y que permanecieron implantadas hasta un año en ratas. La implantación de estas cánulas con microbombas permitió controlar de forma remota el comportamiento de los animales. De manera significativa, hallaron que la mera variación del volumen abarcado por la inyección ya tenía un profundo efecto en el comportamiento inducido, incluso si la dosis total de fármaco suministrado permanecía constante. El estudio fue publicado por Proc Natl Acad Sci U S A 2018.
agosto 28/2018 (neurologia.com)