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El maltrato a las personas mayores es un problema de salud declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, caracterizada por el infradiagnóstico y la falta de estudios que demuestren la prevalencia e incidencia real de los mayores afectados, solo se conocen 1 de cada 24 casos de maltrato. Además, según datos de la OMS, 1 de cada 10 personas mayores ha sufrido malos tratos en el último mes.
La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), a través de su área Solidaria, SEMERGEN Solidaria, expresa su preocupación ante la situación que se está viviendo en España y subraya la necesidad de actualizar los protocolos de actuación hasta ahora establecidos, y de instaurar un plan de abordaje multidisciplinar que permita mejorar la coordinación entre todos los agentes implicados.
«Los médicos tenemos la obligación de implicarnos activamente en esta lacra. Este un problema caracterizado por su invisibilidad, en donde el médico o la enfermera de Atención Primaria son las únicas personas que pueden entrar en el domicilio y percatarse de lo que está ocurriendo», apunta la Dra. Mari Carmen Martínez Altarriba, secretaria de SEMERGEN Solidaria, quien también lo explica a través este video.
Las sujeciones físicas y químicas, un problema prevalente en España
Los malos tratos a las personas mayores, definido como todo acto u omisión sufrido en personas de 65 años o más, en donde se vulnera su principio de autonomía o integridad física, psíquica, sexual, y económica, viene altamente motivado por las sujeciones físicas y químicas que se aplican a estos individuos. Concretamente, la prevalencia en España de sujeciones físicas usadas diaria y no diariamente es del 39.6 %, mientras que en otros países vecinos como Francia (17.1 %), Italia (16.6 %) y Dinamarca (2.2 %) es considerablemente menor.
«Estas sujeciones están alcanzando una dimensión muy preocupante, si tenemos en cuenta sus nefastos efectos y elevado uso en comparación con otros países», explica la Dra. Mari Carmen Martínez Altarriba. «Esto nos tiene que hacer reflexionar sobre cómo se están haciendo las cosas en nuestro país, sin prácticamente sensibilidad social y profesional, y en donde la violación de los Derechos Fundamentales que están sufriendo nuestras personas mayores es una realidad diaria», puntualiza.
El uso de sujeciones tanto físicas como químicas se opone a los principales objetivos de los cuidados prolongados, es decir, de lograr el máximo grado de independencia física y mental o capacidad funcional, y la mejor calidad de vida posible. Una práctica sistemática que se enmarca en el concepto de malos tratos institucionales. Por lo tanto, el objetivo de eliminar o reducir al mínimo su uso debe ser una clave de la práctica clínica.
«Con las sujeciones se vulneran los derechos de libertad, dignidad, autoestima y, con las químicas, especialmente, se produce un aumento del deterioro cognitivo, por lo que se debe promover un uso racional y limitado de esas medidas, aprendiendo de otras experiencias y basándonos en evidencias científicas» finaliza la secretaria de SEMERGEN Solidaria.
junio 21/2018 (immedicohospitalario.es)