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Un estudio en ratones ha establecido el importante papel de los ácidos grasos de cadena corta (AGCCs), derivados de un tipo de fibra dietaria, en la prevención del daño tisular en respuesta al virus de la gripe y en la potenciación de la respuesta inmunitaria frente a éste.
Los experimentos demuestran que los AGCC derivados de la insulina protegen a dos niveles; por un lado, aumentan el número de células precursoras de los macrófagos en la médula ósea y redirigen las funciones de éstos para que reduzcan el daño mediado por los granulocitos neutrófilos; por otro, alteran el metabolismo de los linfocitos T CD8+, promoviendo su funcionalidad.
Benjamin Marsland, director del equipo investigador, afirma que la mayor supervivencia en los animales infectados con el virus y alimentados con una dieta con alto contenido en fibra se asoció a una mayor presencia de monocitos circulantes en los que la molécula de superficie Ly6C se encuentra ausente. Esta población da lugar a macrófagos que se activan por una vía alternativa y que presentan una capacidad limitada de producir la quimioquina CXCL1 en las vías respiratorias.
Marsland indica que la caída de los niveles de CXCL1 reduce la migración de los neutrófilos a esta localización, lo que resulta en menos daño tisular. El investigador asevera que son necesarios estudios clínicos bien diseñados para determinar el potencial beneficio de la fibra dietaria en personas con enfermedades respiratorias.
mayo 22/2018 (immedicohospitalario.es)