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El cáncer supone una de cada ocho muertes en el mundo y afecta aproximadamente a una de cada cuatro mujeres y a uno de cada tres hombres durante su vida. Uno de los cánceres más prevalentes es el cáncer colorrectal, el cual se ha relacionado de forma importante con un estilo de vida occidentalizado.
Existen evidencias que han relacionado el consumo de alimentos como la carne roja y procesada así como la ingesta de bebidas alcohólicas con el desarrollo de cáncer colorrectal. Sin embargo, se necesitan más estudios que analicen la asociación entre el consumo de alimentos como los productos lácteos, los cuales son ampliamente consumidos en el contexto de la Dieta Mediterránea, y el desarrollo de este cáncer.
Con la finalidad de profundizar en esta cuestión, investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), de la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili y del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, en colaboración con otros grupos de investigación del estudio PREDIMED, evaluaron la asociación entre el consumo de lácteos y los diferentes subtipos de lácteos, y el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal en individuos con alto riesgo cardiovascular.
Este estudio se ha publicado en la revista científica International Journal of Cancer en abril de 2018 y ha sido dirigido por la Doctora Nancy Babio, profesora agregada del Departamento de Bioquímica y Biotecnologia de la Universidad Rovira i Virgili e investigadora adscrita al CIBEROBN, y el catedrático Jordi Salas, Director de la Unidad de Nutrición Humana del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la Universidad Rovira i Virgili, Director Clínico de Nutrición en el Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Sant Joan en Reus, investigador principal CIBEROBN, y ambos investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV).
Después de analizar datos de 7.216 participantes de 55 a 80 años, durante un seguimiento de seis años, se observó que aquellos individuos que presentaban un mayor consumo de lácteos totales (564 g/d, aproximadamente 2.5 vasos de leche/día), en comparación con aquellos con un bajo consumo, presentaban un 45% menos riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Del total de lácteos que consumían este grupo tres cuartas partes eren descremados.
Asimismo, también se observó que un alto consumo de leche desnatada y semidesnatada (407 g/d, 2 vasos/día) se asociaba con un 46% menos riesgo de desarrollar este cáncer, comparado con los que tienen un bajo consumo de este tipo de lácteos.
Por otro lado, los investigadores no han observado un incremento o disminución del riesgo de desarrollo de cáncer colorrectal asociado al consumo de otros subtipos de lácteos como el yogur o el queso. Tampoco han detectado que los lácteos con un mayor contenido en grasa como la leche entera o el yogur entero se asociara con un mayor riesgo de cáncer colorrectal.
El principal mecanismo que podría explicar el potencial efecto protector del consumo de lácteos, y en especial de leche baja en grasa, con el riesgo de cáncer colorrectal sería el contenido en calcio. Se ha sugerido que el calcio podría ejercer efectos antitumorales mediante diferentes mecanismos. Por otro lado, otros componentes que se encuentran naturalmente presentes en los lácteos, como el ácido butírico o el ácido linoleico conjugado también podrían tener un papel protector.
Según los investigadores de este estudio, si bien estos resultados muestran que la leche desnatada se asocia a un menor riesgo de cáncer colorrectal, los resultados no muestran riesgo derivado del consumo de lácteos enteros. Por tanto, no hay razón para desaconsejar los productos lácteos enteros. Si bien se necesitan más estudios que profundicen en este ámbito, parecería razonable promover el consumo de leche por estos beneficios, entre otros conocidos.
mayo 06/ 2018 (medicohospitalario)