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La estimulación cerebral profunda (ECP) podría ayudar a reconfigurar el cerebro de los pacientes con síndrome de Tourette, reduciendo con efectividad sus tics vocales y motores incontrolados.
Una red internacional de hospitales comenzó a enviar datos sobre pacientes con el síndrome de Tourette tratados con ECP, con el fin de crear una base de datos y un registro públicos que ayudara a determinar las ventajas y las desventajas del procedimiento.
La investigación se centró en el seguimiento de un año de 171 pacientes, con una edad media de 29,1 ±10,8 años (rango: 13-58 años), que se sometieron a ECP entre 2012 y 2016, después de que otros medios de tratar el síndrome no hubieran dado resultado.
Los datos muestran que la gravedad promedio de los tics en esos pacientes mejoró en un 45 % en el plazo de un año tras el implante de la ECP. La puntuación media total en la Yale Global Tic Severity Scale pasó de 75,01 ± 18,36 a 41,19 ± 20,00.
Un 35,4 % de los pacientes tratados con ECP desarrollaron algún efecto secundario. Los más comunes fueron parestesia (8,2 %) y disartria (6,3 %). Dos pacientes sufrieron una hemorragia intracraneal y cuatro desarrollaron una infección por la cirugía. El estudio fue publicado por JAMA Neurol 2018.febrero 21/2018 (neurologia.com)