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La amimia o reducción de la expresión facial es una de las características más típicas de la enfermedad de Parkinson (EP), y se puede definir como bradicinesia facial. A pesar de ser un elemento clásico, no se sabe con precisión su fisiopatología, su significado patológico ni su correlación con otros síntomas motores o no motores, incluyendo la depresión.
Un estudio ha analizado la amimia en un grupo de 84 pacientes con EP evaluados de forma prospectiva desde su diagnóstico hasta el quinto año de evolución, y también la correlación entre la amimia basal y la depresión en un subgrupo de 30 pacientes con EP. La valoración basal (antes del tratamiento) y las evaluaciones de seguimiento se realizaron mediante la Unified Parkinsons Disease Rating Scale (UPDRS). La amimia se evaluó mediante el ítem 19 de la UPDRS. La amimia basal se correlacionó con la UPDRS basal total y motora. Además, también se correlacionó con la UPDRS total y motora a los cinco años de evolución. Sin embargo, no se relacionó con la presencia de complicaciones motoras (fluctuaciones motoras, discinesias o bloqueos) o no motoras. La correlación entre amimia y depresión se analizó mediante el Quick Inventory of Depressive Symptoms (QIDS-SR16), pero la amimia no se correlacionó con las puntuaciones del QIDS-SR16.
En conclusión, los datos sugieren que la amimia basal es un indicador general aceptable de la EP, aunque no predice la presencia de complicaciones motoras o no motoras a los cinco años. Algunos autores sugieren que la amimia predice el deterioro cognitivo, y es probable que un análisis de evolución prolongada detectase correlación de la amimia basal con complicaciones a largo palzo, especialmente las no motoras. El estudio fue publicado en Rev Neurol 2018; 66: 45-8.
febrero 7/2018 (neurologia.com)