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Los científicos chinos comenzarán el primer estudio clínico con la técnica de edición genética CRISPR en pacientes con cáncer de pulmón.
Una vez más, las agencias reguladoras chinas han superado a las del resto del mundo en la carrera, si es que de ello se trata, por aplicar en humanos la vanguardia de la edición genética.
El grupo de Lu You, oncólogo del Hospital de la Universidad de Sichuan, en Chengdu, ya ha obtenido los permisos del comité ético y plantea empezar un ensayo en pacientes con cáncer de pulmón en fecha próxima, utilizando el ‘corta pega’ genético CRISPR/Cas9, según informa la web de Nature.
Precisamente, el cáncer -diferentes tipos de tumores- es el objetivo del ensayo ya aprobado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses también con esta técnica, pero que aún está a la espera de la luz verde de la agencia reguladora FDA. Los investigadores, encabezados por Edward Stadtmauer (Universidad de Pensilvania), confían en iniciarlo a finales de este año.
El ensayo chino reclutará a pacientes con cáncer de pulmón no microcítico metastásico, en los que haya fracasado la quimioterapia y la radioterapia, entre otros tratamientos. «Las opciones terapéuticas son muy limitadas», dice Lu, para quien la estrategia que van a ensayar supone una gran esperanza para los pacientes que ven a diario en la consulta.
En realidad, dicha estrategia se enmarca dentro de las terapias que emplean otras técnicas de edición genética, como TALEN, para modificar células de los enfermos y eliminar así el cáncer.
La idea es extraer linfocitos T de la sangre de los pacientes y mediante CRISPR/Cas9 -en esencia, una combinación de una guía molecular que identifica secuencias genéticas específicas en el ADN y de una enzima que puede cortar esas secuencias-, desactivar un determinado gen en esas células inmunes. El gen codifica la proteína PD-1, que en condiciones normales actúa como punto de control (checkpoint) para impedir que los linfocitos actúen sobre las células sanas. Las células editadas se multiplican en el laboratorio y se reintroducen en el torrente sanguíneo del paciente. De esa forma, se espera que ataquen al cáncer.
El ensayo que se planea en Estados Unidos también busca bloquear el gen de PD-1, además de un segundo gen e insertar un tercero en las células antes de reinsertarlas en el paciente.
Entre las cuestiones de seguridad que deberá superar el ensayo está la posibilidad de que la edición con CRISPR actúe en un lugar erróneo del genoma, con los potenciales efectos dañinos. La compañía biotecnológica Chengdu MedGenCell, que participa en el ensayo, será la encargada de validar que las células han sido modificadas en el lugar deseado antes de introducirlas en los pacientes, recuerda el oncólogo Lei Deng, del equipo de Lu.
Asimismo, puesto que se actúa sobre los linfocitos T, que están implicados en diversos tipos de respuestas inmunes, de forma inespecífica, al inmunólogo Timothy Chan, del Centro del Cáncer Memorial Sloan Kettering (Nueva York), le preocupa que se induzca una respuesta autoinmune excesiva, que dañe el intestino, las glándulas endocrinas y otros tejidos sanos. «Todas las células T se activarán. Será una preocupación», dice Chan.
Por ello, sugiere tomar los linfocitos T directamente del lugar del tumor, porque así serán células especializadas en atacar el cáncer. No obstante, Deng asegura que la localización del tumor en el pulmón dificulta el acceso. También que, a tenor de lo visto con los fármacos inmunoterápicos que se están utilizando ya en el cáncer, no se producen grandes tasas de respuesta autoinmune.
La fase I de este ensayo se ha diseñado para determinar si es seguro. Examinará los efectos de tres dosis diferentes en diez personas, que se administrarán, según Deng, paulatinamente, poniendo mucha atención en los efectos secundarios. Lu asegura que el proceso de revisión de los datos durará medio año.
Para el investigador, la rapidez con la que han adoptado esta nueva estrategia en la clínica se debe a la gran experiencia que tienen con los ensayos en cáncer. Además, el hecho de que los NIH hayan aprobado un estudio de estas características supone un respaldo al ensayo.
Carl June, de la Universidad de Pensilvania y uno de los investigadores más reputados en el campo de la edición génica, considera que este ensayo es un emocionante paso adelante. No le sorprende que un grupo chino haya tomado la delantera: «Para China la investigación biomédica es una clara prioridad».
«Espero que seamos los primeros», dice Lu. «Y, lo que es más importante, que tengamos datos positivos del ensayo».
agosto 28/ 2017 (Diario Médico)