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Durante los meses de verano, las olas de calor pueden llegar a influir notablemente en nuestra conducta. El profesor de Psicología de la Universidad CEU San Pablo (España) Fernando Miralles explica que cuando el calor es excesivo “las personas meteoro sensibles se vuelven más apáticas y se sienten cansadas”.
Miralles apunta que estos síntomas negativos se ven agravados cuando además del excesivo calor, existe humedad y viento caliente. “Las condiciones climatológicas pueden aumentar los efectos negativos en la conducta de las personas. Esto se ve reflejado en una mayor falta de atención y un carácter más impulsivo, impaciente y con mal humor”, subraya el profesor.
Las olas de calor, provocan que las personas sufran vasodilatación, sudoración excesiva y pérdida de líquidos y electrolitos a través de la piel. Para combatir estos problemas, el profesor de Psicología aconseja comer alimentos con pocas calorías, no ingerir alcohol, descansar más horas de las normales (siesta), reducir drásticamente la actividad física, usar ropas ligeras y, sobre todo, no exponerse directamente al sol y beber muchos líquidos. Sin embargo, al haber más horas de luz y cuando el calor es limitado, el verano es la época del año en la que nuestro estado de ánimo aumenta y nos volvemos más simpáticos y tolerantes. Esto se debe, entre otras variables, a la incidencia del mayor número de horas de luz en los ciclos circadianos; estos regulan los ritmos de actividad/inactividad de las personas en base a la luz que reciben.
Según explica Miralles, “las personas meteorosensibles pueden sentirse en otoño e invierno deprimidos por la falta de luz, mientras que en primavera y verano se encuentran más activas y alegres”.
julio 16/2017 (noticiasdelaciencia.com)