El formaldehído ha centrado en los últimos años intensos debates en el ámbito de la salud. Su extenso uso en hospitales, laboratorios y servicios funerarios y la falta de substitutos que cumplan todas sus funciones obliga a convivir con este producto a muchos profesionales que deben extremar las precauciones en su utilización.

 

antesepticosydesinfectantes-66-638Consciente de la amplia controversia que existe a su alrededor y del nuevo marco legal de referencia, la Subdirección General de Coordinación de la Salud Pública de Barcelona y Gerona ha organizron una jornada sobre la gestión del riesgo del formaldehído. Joan Guix, secretario de Salud Pública, ha apuntado que «debe existir un consenso sobre cómo hemos de modificar las medidas y protocolos de seguridad para reducir los riesgos de un producto que no tiene substitutos para algunas de sus funciones».

El formaldehído ya estaba en el punto de mira de los investigadores del cáncer desde hace años. Esto había motivado que la OMS lo incluyera dentro del Grupo II de agentes cancerígenos, es decir, aquellos de los que se sospechaba que podían tener alguna relación con la enfermedad. Sin embargo, diversos estudios provocaron que en 2012 se reclasificara este producto para incluirlo dentro del grupo 1b, el utilizado para aquellos agentes que la evidencia científica ya había demostrado su potencialidad como cancerígenos.

Fruto de esta controversia, el Parlamento catalán aprobó a finales de 2016 una resolución por la que instaba al Gobierno a tomar las medidas necesarias para eliminar en la medida de lo posible la presencia de formaldehído en los sistemas sanitarios, así como tratar reducir el riesgo en su manipulación cuando su sustitución no fuera posible.

«Desde la Secretaria de Salud Pública se emitió en abril de 2017 una primera nota informativa, en la cual, además de hacer una introducción sobre el problema del formaldehído, se instaba a la limitación de su uso y se recomendaban una serie de buenas prácticas y medidas de carácter estructural», ha explicado Manel Llorens, director del Programa de Residuos Sanitarios de Cataluña.

Proyecto ‘FormalCat’

Nació también a raíz de todo esto el proyecto FormalCat, que agrupaba en un principio a 13 hospitales y que hoy ya cuenta con una veintena, además de la colaboración del Universidad de Barcelona, el Instituto Catalán de Salud, el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo de España y el Instituto de Seguridad y Salud Laboral de Cataluña.

En un primer momento, y tras llevar a cabo una serie de encuestas y entrevistas, así como observaciones del trabajo en hospitales y laboratorios y simulación de ejecución de tareas, desde FormalCat se estableció una serie de momentos de exposición críticos al formaldehído. «El llenado de recipientes, el lavado de muestras, la observación y el corte, la inclusión en casetes y el procesador de tejidos fueron los momentos en los que observamos una mayor exposición. Una vez establecidos estudiamos cuales eran los protocolos que se seguían para ver cuáles eran las medidas más eficaces para reducir la exposición», ha explicado Rudolf van der Haar, coordinador general de FormalCat.

Entre las diversas conclusiones a las que se llegó, destacan entre otras la recomendación de uso de mesas de corte con vitrina frente a las abiertas. Las diferentes pruebas demostraron que las primeras tenían una mayor velocidad de extracción que las segundas, al tiempo que lograban evitar de mejor forma las posibles interferencias como las producidas por la utilización de ventiladores, puertas abiertas o el propio movimiento de las manos.

Van der Haar también ha apuntado la necesidad de estar atentos a fuentes permanentes de contaminación de formaldehído, para lo que resulta fundamental contar con buenos sistemas de ventilación funcionando las 24 horas o que las mesas de corte se encuentran siempre en un sistema de depresión que evite la fuga del formaldehído a otras zonas. Contar con almacenes de muestra con sistemas de extracción propios también ayuda a reducir la contaminación de formaldehído.

Nuevos sistemas

Pero, a parte de estos sistemas que se han valorado, también han surgido nuevas propuestas que buscan solucionar el problema de la contaminación de este agente cancerígeno. Una de las más modernas es la que propone la frío-congelación combinada con fotocatálisis. Luis Mazón, coordinador del servicio de prevención del Hospital Universitario de Fuenlabrada, de Madrid, ha explicado la experiencia en su hospital con este nuevo sistema.

«En 2008 nos encontramos con unos niveles inaceptables de formaldehído, a pesar de que el hospital acababa de inaugurarse en 2005. Ampliando las salas de corte, con un almacén independiente con extracción localizada y el aumento de la renovación de aire, en 2012 logramos reducir estos niveles a cifras aceptables. Pero, ante una nueva técnica para anular las fuentes de emisión, decidimos comprobar su eficacia».

Los resultados acabaron siendo muy satisfactorios, llegando a reducirse el formaldehído desde valores en torno al 0,35 ppm a otros muy inferiores alrededor de 0,06 ppm. También el nuevo sistema se mostraba útil en la reducción de xileno y de compuestos orgánicos volátiles. Aunque Van der Haar también ha apuntado en su exposición que el factor humano ha de ser tenido en cuenta: «No sirve de nada tener las últimas tecnologías si luego no las usamos adecuadamente». Si no bajamos la pantalla de vidrio lo suficiente o si el ventilador lo ponemos al mínimo por el ruido que produce. El profesional también debe velar por su seguridad».
junio 26/2017 (diariomedico.com)

junio 27, 2017 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Bienestar y Calidad de Vida, Salud Pública, Toxicología | Etiquetas: , , |

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