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El síndrome metabólico es una enfermedad en pleno auge en las sociedades más desarrolladas. La combinación de una vida más longeva junto con un aumento del sedentarismo da lugar a una mayor prevalencia de enfermedades metabólicas. En este caso este síndrome se sostiene sobre tres pilares: obesidad, hiperlipidemia (concentración excesiva de lípidos en sangre) y resistencia a la insulina.
El gran problema del síndrome metabólico es la comorbilidad asociada de enfermedades como la diabetes mellitus, la hipertensión, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y una mayor mortalidad comparada con las personas que no sufren esta dolencia.
Un estudio, publicado en la Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, trata de arrojar luz sobre el tratamiento de este trastorno a través de un tipo muy concreto de ejercicio: el aeróbico interválico. Este método consiste en periodos de actividad intensos del orden del 90 % de la frecuencia cardiaca máxima (FCMax) alternado con períodos de actividad suave-moderada al 70 % de la FCMax.
“Estudios previos han mostrado una mayor efectividad de este método frente a otros continuos, al menos con respecto a variables relacionadas con el síndrome metabólico, como unos niveles más bajos de colesterol circulante o un porcentaje menor de masa grasa, además de ser más atractivo para personas con el trastorno debido a un menor tiempo total de ejercicio”, indica Amalia Guadalupe-Grau, del grupo de investigación ImFine de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid (España).
El ejercicio representa una herramienta esencial en la lucha contra las enfermedades metabólicas como la obesidad, el hipotiroidismo o la diabetes mellitus. Por este motivo, es legítimo pensar que el ejercicio podría mejorar la situación de este grupo de población con el incremento de la flexibilidad metabólica y el fitness cardiovascular. Tras un total de 24 semanas de intervención de tres sesiones de ejercicio aeróbico interválico por semana, los sujetos experimentaron ciertas mejoras en su condición física y de salud. Con respecto a la mejora de la condición física, los resultados se vieron reflejados sobre todo en un mayor consumo de oxígeno pico (VO2pico,), el aumento de la carga máxima de trabajo (Wmax) y un incremento de la oxidación máxima de los ácidos grasos.
junio 11/ 2017 (noticiasdelaciencia.com)