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Un equipo del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa ha demostrado uno de los mecanismos que mantienen las neuronas vivas durante la vejez. Las conclusiones del trabajo, que aparecen publicadas en Molecular Cell, aportan nuevas pistas a la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
A diferencia de lo que ocurre con la mayoría de las células del organismo, las neuronas deben mantenerse saludables con el paso del tiempo, ya que no pueden ser reemplazadas por otras más jóvenes. Deben lidiar con alteraciones como el estrés oxidativo, el daño genético o el plegamiento inadecuado y la agregación de determinadas proteínas.
Un nuevo estudio ha demostrado uno de los mecanismos que mantienen las neuronas vivas durante la vejez. «Hemos definido un nuevo mecanismo de defensa celular ante la aparición de estrés metabólico, el que se acumula en las neuronas con el paso del tiempo. En presencia de estrés, la proteína MGRN1/Mahogunin se desplaza desde el citosol, el líquido que se encuentra dentro de las células, al núcleo de estas», explica Carlos Dotti, investigador del CSIC de los datos que ha publicado Molecular Cell.
Genes de supervivencia
Los científicos han analizado genes con niveles de expresión alterados en zonas del cerebro sensibles a la aparición de signos relacionados con la enfermedad de Alzheimer. Al observar que uno de ellos era el de la proteína MGRN1/Mahogunin, comprobaron que este también estaba alterado en el cerebro de animales viejos no afectados por la enfermedad.
«Observamos que este gen está relacionado con los defectos cognitivos y que, en el cerebro viejo, la proteína se desplaza y queda secuestrada en el núcleo de la célula. A través de una serie de experimentos bioquímicos y moleculares, demostramos que la causa de este desplazamiento es la pérdida de función del proteasoma, un complejo proteico que se encarga de degradar las proteínas dañadas o no necesarias», indica Dotti.
Proteínas Mahogunin
Por tanto, durante la vejez, las neuronas se defienden de los efectos nocivos, como la pérdida de función del proteasoma, gracias, entre otras cosas, al desplazamiento al núcleo de la célula de proteínas como la Mahogunin. Con ello se promueve la expresión de genes de supervivencia y, en consecuencia, también mejora la función cerebral.
«A través de técnicas de microscopía, bioquímica y biología molecular, incluyendo secuenciación de ARN, hemos demostrado que el rol de toda esta maquinaria es la potenciación de la transcripción de genes importantes para la supervivencia neuronal en condiciones de estrés metabólico», concluye Dotti.
mayo 14/2017 (diariomedico.com)