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La Agencia de Protección Medioambiental estadounidense y otras entidades cuentan en su haber con investigaciones minuciosas sobre los efectos de las emisiones de las centrales eléctricas alimentadas por combustión de carbón sobre la mortalidad prematura, los ataques al corazón no mortales, las visitas a servicios de urgencias médicas y a hospitales, la bronquitis aguda, los síntomas de mala salud en las vías respiratorias, el empeoramiento del asma, y como consecuencia de todo ello los días de trabajo perdidos o las ausencias en la escuela.
Un nuevo estudio, realizado por el equipo de Muzhe Yang, de la Universidad Lehigh en Bethlehem, Pensilvania, Estados Unidos, detalla los beneficios para la salud pública de recortar tales emisiones en un área previamente inexplorada: la salud fetal.
Esta investigación es la primera que explora el impacto de la exposición prenatal a tales centrales eléctricas. A partir de lo encontrado en una zona en la que el viento predominante viene de una dirección que le lleva a pasar primero por una central eléctrica alimentada por combustión de carbón, Yang y sus colegas estudiaron nacimientos individuales que sucedieron entre 1990 y 2006 en el área. Los niños nacidos de madres que vivían en la zona investigada, a entre 32 y 50 km de la central eléctrica, tenían un 6,5 por ciento más de posibilidades de nacer con un peso bajo (entre 1500 y 2500 gramos), y un 17,2 por ciento más de probabilidades de nacer con un peso muy bajo (por debajo de los 1500 gramos).
abril 16/2017 (noticiasdelaciencia.com)
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